sábado, 3 de noviembre de 2012

LOS CRISTOS DEL CEMENTERIO







Los cementerios son el reflejo de la historia de los pueblos. Y en muchos casos encierran monumentos funerarios que son de una gran riqueza artística. Visitar cementerios puede parecer una actividad poco seductora. Sin embargo, el mundo esta lleno de cementerios fascinantes donde se encuentran verdaderas obras de arte. Hay gran diversidad de cementerios, unos más sofisticados que otros, con sus nichos en alto, paralelos a otros y alguna que otra capilla.



Dando un paseo por el Cementerio Municipal de Don Benito, vengo a extractar un pequeño documento gráfico de lo que nos podemos encontrar a lo largo de sus distintas manzanas. Las fotos que traemos aquí son expuestas con el mayor de los respetos, sin indicar los nombres a los que pertenecen, y si en algún caso alguien se muestra ofendido por incluirlas en este Blog, pido disculpas de antemano.


Cementerio Municipal de San Antonio (Don Benito)

 
En la foto de portada de la entrada de hoy, exponemos el Humilladero de piedra que se encuentra el aparcamiento del Cementerio Municipal de San Antonio (Don Benito). Se trata de un pequeño crucificado de granito. Según la tradición estuvo emplazado en la calle Villanueva, pasando posteriormente al Cementerio viejo y de este al nuevo, estando durante años en la calle central del mismo.

Una reproducción del Crucificado de Diego Velazquez, preside el altar de la Capilla del Cementerio en la misma entrada del recinto. Una vez dentro, podemos contemplar diversas representaciones artísticas, que exponen tanto a Cristo crucificado, como al Señor con la cruz a cuestas (Nazareno), en muchos de los casos con semejanzas al Gran Poder sevillano; Cristos agonizantes en bajorelieves y grabados bien en bronce o en mármol, propios del arte funerario del cincelado en lápida.
También es una iconografía repetida, la del Corazón de Jesús, así como la Oración en el Huerto, y como monumento muy destacado prácticamente a la entrada del recinto, a mano izquierda destaca una representación de la Piedad en bronce, que expongo en último lugar. 
 









Tradicionalmente, en estos días los cristianos celebran tanto el día de todos los Santos como el de los Difuntos. Y son muchas las personas las que van al cementerio para visitar la tumba de sus familiares fallecidos. Esta costumbre, especialmente conservada en los pueblos de España, se acompaña por el cuidado y engalanamiento de las lápidas, nichos y tumbas con flores diversas. Una visita al cementerio puede sin embargo admitir otra lectura menos religiosa, y adoptar un sentido artístico, histórico y cultural. De hecho, hay algunos cementerios que podríamos denominar turísticos, como es el Cementerio Judío de Praga.
Sin embargo, no es necesario que tengamos que viajar para descubrir secretos dentro de un cementerio, pues una visita atenta y curiosa puede depararnos una radiografía social del pasado de nuestro pueblo, villa o ciudad. Si además se trata de un lugar importante, o que pudo tener gran importancia hace unos siglos, el interés es mayor, pues al hecho de que podamos encontrarnos personalidades célebres, se une la circunstancia de que, en ciertos casos, nos sorprendan tumbas y monumentos funerarios de notable calidad artística, muchas veces dedicados a personajes famosos. A este respecto, también puede darse el caso contrario, esto es, esculturas funerarias de escasa calidad artística dentro de la más pura tradición kitsch. Hay casos bien conocidos de estos últimos, que evitaremos citar para no herir sensibilidades.

En todas las poblaciones existen cementerios con un valioso patrimonio artístico y cultural ligado a la propia historia que merece ser catalogado y conservado para detener el irreversible deterioro de tantas y variadas obras escultóricas y arquitectónicas del arte funerario. Se debería realizar un inventario de patrimonio histórico y Bienes de Interés Cultural (en sus diferentes categorías) de aquellos panteones, mausoleos y monumentos de mayor interés histórico-artístico.

Hay verdaderos tesoros diseminados por todo el mundo, solo una pequeña muestra es conocida y valorada como joyas de la escultura y arte funerario.

Las obras más importantes deberían ser accesibles y mostradas siempre con el mayor respeto y el reconocimiento que merece la memoria de aquellos para quienes fueron erigidas. 

EJEMPLOS DE CRISTOS SINGULARES EN EL CEMENTERIO DE SAN FERNANDO (SEVILLA)



1- EL CRISTO DE LAS MIELES, (Cementerio de Sevilla)


 Cristo de las Mieles (Cementerio de San Fernando -Sevilla)


EL Cristo lo podemos encontrar en el cementerio de San Fernando en Sevilla. Durante un tiempo muchos testigos vieron como a este crucificado le empezaba a brotar miel de la boca y este caía hacia su pecho. Un hecho que resultaba hasta milagroso. Lo que la diócesis de Sevilla hizo una investigación y se descubrió que unas abejas habían aprovechado la boca y la garganta del cristo para hacer un panal. Con la llegada del calor aumento la temperatura de la escultura, era de bronce, y este calor derritió el panal produciendo que la miel y la cera salieran por la boca.

Este cristo es obra de Antonio Susillo, famoso escultor Sevillano del siglo XVIIII. De procedencia humilde, fue descubierto por la Infanta y Duquesa de Montpensier quien le tomó bajo su protección y le pagó los primeros estudios de arte.

Siendo muy joven (con veinte y picos años) Antonio Susillo recibe encargos para la alta aristocracia europea consolidándose así como el escultor Sevillano más famoso de todos los tiempos.

Cuenta la leyenda que el escultor al hacer este cristo, lo talló con las piernas al contrario y que al contemplar la obra terminada y ver el fallo, se sintió tan angustiado y le afecto tanto que lo encontraron en su estudio colgado de una cuerda y sin vida. Según esta misma leyenda, dicen que sus paisanos Sevillanos creyeron que el mejor homenaje para aquel hombre de Dios era enterrarlo en el centro del cementerio y como cruz o lapida, el Cristo que tanto tiempo tardó en tallar.

En realidad, Antonio Susillo se disparó con una pistola pues se encontraba en la ruina debido a que su segunda esposa se dedicó a malgastar y derrochar la fortuna que el tenía debido a los encargos de la nobleza que había realizado a lo largo de su vida.

El Cristo de la Miel, fue su última obra y por ello el pueblo pidió que enterraran a su escultor debajo de él y así se le concedió a petición de los Sevillanos. Antonio Susillo está enterrado debajo del Cristo de la Miel, en la glorieta principal del cementerio de San Fernando de Sevilla.

Unos días después observaron con asombro que el Cristo lloraba inexplicablemente o sea, se había obrado un milagro.

Al reconocer la imagen con detenimiento se dieron cuenta de que el milagro lo hacían una abejas, que fabricaron una colmena en su interior y la miel brotaba por la boca del Crucificado. El escultor había tallado hueco al Cristo debido a su gran peso.

Por todo ello, desde entonces la imagen es conocida con el nombre del Cristo de las Mieles.


2- EL CACHORRO DEL CEMENTERIO DE SEVILLA
 
 
En el cementerio de Sevilla encontramos otra leyenda, en este caso urbano-cofrade. Esta leyenda esta dentro del Panteón de Anibal Gonzalez. Donde se encuentra una réplica del Cachorro. Muchos confirman que el crucificado a tamaño real es el auténtico Cristo. Que fue trasladado hasta allí después del incendio de la capilla del Cachorro en 1973 Rafael Blanco Guillén  se jugó su vida por salvar a una de las mayores piezas del arte sevillano del Barroco

Muchas son las reproducciones que hay del Stmo. Cristo de la Expiración, más conocido como “El Cachorro”, pero hay una que llama más la atención sobre las demas y no es por el increible parecido que guarda con el original, si no por su ubicación: El cementerio de Sevilla.

La leyenda tiene su origen el 26 de febrero de 1973, cuando un incendio se declaró en el interior del templo, quedando la Virgen del Patrocinio completamente quemada y el crucificado gravemente dañado. Desde entonces, la cultura popular sevillana empezó a especular con que la imagen quedó tan dañada que la hermandad ocultó el crucificado de Ruiz Gijón en el panteón de Aníbal Gonzalez, encargando una nueva talla para exponerla al culto en la iglesia.

Esta leyenda fue creciendo de boca a boca ya que, eran muchos los curiosos que se asomaban al panteón del arquitecto para poder ver la reproducción del Cachorro, comprobando el mal estado de la imagen debido a la humedad del lugar, pero la gente lo achacaban al incendio de 1973.

La imagen que se encuentra en el panteón de Aníbal Gonzalez es de una similitud asombrosa pero, aunque muchos piensen lo contrario, no es el original. En 1919, Aníbal Gonzalez obtuvo permiso de la hermandad para realizar una copia del crucificado de Triana, siendo su autor Eduardo Muñoz Martinez, ornamentista que trabajó con Aníbal Gonzalez en muchos de sus edificios. La policromia fue realizada por Cayetano Gonzalez, sobrino del arquitecto y celebre orfebre de la Devilla cofrade que nos dejó obras de gran belleza. 


Visitemos pues los Cementerios en estos días con ánimo de honrar a nuestros difuntos, y también con los ojos bien abiertos por lo que allí podamos contemplar....