viernes, 25 de mayo de 2012

¿NOS VAMOS AL ROCÍO?




Hace unos días pude contemplar algunos carteles tamaño folio, a lo largo de la Avenida de la Constitución, que convocaban a los viandantes a una excursión al Rocío, para el fin de semana del 25 al 27 de mayo. Me consta que en Don Benito, hay devoción también a la Virgen del Rocío, como también en la vecina ciudad de Villanueva, y en otros pueblos colindantes. Muchos de los romeros pertenecen a Hermandades rocieras de Extremadura y Andalucía, porque no existe una en nuestra zona.

No sería utópico pensar en la creación de una Hermandad extremeña mas, para llevar a cabo la romería, con su simpecado y su carreta; trasladando así la devoción que muchas personas tienen en nuestra comarca de las Vegas Altas hacia la aldea de la patrona de Almonte. Sería cuestión de proponérselo, como todo lo que nos queda por afrontar en nuestra ciudad.

¿Pero qué podemos decir del Rocío, para quien se acerca a este Blog?:

La Virgen del Rocío es una advocación mariana que se venera en la ermita de El Rocío (Almonte, Huelva). La romería que se realiza en su honor es una de las más importantes de España, conocida internacionalmente y que congrega cada año a más de un millón de personas.

La Hermandad matriz de la Virgen es la de Almonte, se creó en el siglo XV bajo la protección del clero y la Corporación Municipal de la Villa de Almonte. Esta hermandad se llamaba entonces "Cofradía de Nuestra Señora de las Rocinas" y el primer documento escrito data del año 1640. En la actualidad tiene unos ocho mil hermanos.

Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío de Almonte, con estos títulos y estas credenciales se presenta la hermandad de Almonte, la encargada de organizar la liturgia, la fiesta y la romería del Rocío.

La Hermandad Matriz de Almonte porta sobre sus hombros la difícil misión de difundir la devoción a la Blanca Paloma y a la vez condicionar la masiva llegada de nuevos rocieros a unas leyes no escritas, que se encuentran sosteni­das en una sólida y centenaria tradición, y evitar que se desvir­túe una de las más puras manif­estaciones de religiosidad popular de Andalucía.

Es también la encargada de aceptar como filial a las nuevas her­mandades procurando que se sientan plenamente integradas en el seno de la numerosa familia rociera. Entre las funciones se encuentran la de cuidar la ermita, la casa de la Virgen; la de custodiar sus vestidos y exvotos; organizar los cultos y por encima de todas sus obligaciones, el cuidado y protección de la Virgen del Rocío.

Para acercarnos al pasado más remoto de esta institución, que en la actualidad es la columna central sobre la que se sostiene el mundo rodero, con la prudencia a la que obliga la escasez de documentos y los hechos ocurridos hace cientos de años, podemos afirmar que fue en Almonte el primer pueblo en el que se formó algún tipo de movimiento organizati­vo para canalizar los cultos y la devoción a Santa María de las Rocinas, pero también abría que aclarar que la importancia actual de la Hermandad Matriz de Almonte, no reside tanto en la antigüedad de su fundación como en haber sido capaz de erigirse en la legítima heredera de las atribuciones que otros momentos de la historia osten­taron el ayuntamiento de Almonte y la iglesia.

Traslados a Almonte

Los traslados de la Virgen del Rocío a su pueblo de Almonte vienen desde hace siglos; la aldea del Rocío se encuentra a cuatro leguas del pueblo de Almonte. Cuando en Almonte ocurría algún hecho como epidemias, guerras, sequías, malas cosechas o hambre, se traía a la Virgen del Rocío, donde permanecía el tiempo necesario en la parroquia de la villa, donde se le celebraban cultos y misa, para ser devuelta después a la ermita del Rocío.

El primer documento escrito sobre un traslado es en el año 1607, donde un se cuenta el traslado de la Virgen hasta el pueblo de Almonte por "sequía", el día 21 de abril de 1607. La Virgen del Rocío ha sido trasladada mucho antes del año 1607, sin embargo hoy en día no existen documentos escritos sobre estos traslados.

Posteriormente la Virgen del Rocío ha regresado en nuemerosas ocasiones a Almonte. Cabe destacar un año, en el que llegó a ser trasladada en tres ocasiones.
Este hecho ocurrió en el año 1738 donde queda recogido en un documento .

Los exornos de las calles

Sobre los primeros documentos de los traslados a Almonte, no existen ninguno que mencione el exornos en las calles de Almonte para recibir a la Virgen del Rocío.

En el siglo XVIII se habla de recibir a la Virgen ya en el Chaparral por el clero, con palio, capa pluvial y cruz parroquial donde dice instalarse unos bancos, alfombras y candelabros; no se dan más detalles.

Los primeros documentos sobre los exornos de las calles, se hace presente en el año 1855, cuando el Ayuntamiento se preocupa de dar mayor solemnidad a los traslados diciendo "por ser cosas que no solamente se da culto a la madre de Dios, sino también lustre y honra a este pueblo y al Ayuntamiento que lo representa".[ En otro acta de 1887]se habla de pagar la construcción y adornos de dos arcos de triunfo, uno en la calle Pescadería (hoy venida de la Virgen) y otro en la calle del Cerro cuyas cuantías ascendían a 25 y 12 ptas. respectivamente.

En la actualidad los exornos de las calles, son verdaderas obras de artes hechas por los vecinos de Almonte, se trata de una arquitectura efímera basada en madera y papel que representan arcos triunfales y templetes sobre columnas y pechinas de los más variados estilos arquitectónicos que va desde el gótico al barroco, aderezados con la impronta del gusto popular. Evolución de los primeros exornos de finales del pasado siglo, realizados con romeros, telas blancas y encajes.

Estas auténticas catedrales efímeras son ejecutadas por artistas locales y sufragados con las cuotas que cada casa aporta durante años para recibir a la imagen. 

Romería del Rocío

Cuando la región sobre la que se asienta actualmente la ermita pasó a manos de los Duques de Medina Sidonia, El Rocío perdió parte de su aislamiento y se convirtió en cruces de caminos. Para el descanso de los arrieros y viandantes, fue instalada una venta en el camino de Moguer, y muy cerca en el Hato Rincón, crecieron algunas chozas. Esos fueron los orígenes de la aldea.
El creciente fervor por la Virgen del Rocío, tanto de los almonteños como de pueblos vecinos, y su nombramiento como patrona de Almonte en 1653, hizo que se reglaran las celebraciones que los devotos hacían en su honor, determinando que dichas conmemoraciones se harían solo una vez al año en la Pascua de Pentecostés.

En junio de 1919 la Virgen del Rocío es coronada por el cardenal de Sevilla. En 1959 se abre una carretera entre Almonte y la aldea, lo que permite la expansión del peregrinaje, pasando en la década de los 70 de ser una fiesta desconocida y comarcal a estar en constante crecimiento hasta nuestros días.

Camino

En la actualidad son más del centenar las afiliadas a la hermandad matriz de Almonte. Principalmente son de localidades de las provincias de Cádiz, Sevilla y Huelva, aunque hay presencia de todos puntos de España, como Granada, Madrid, Málaga, Valencia y Ceuta. Muchos otros devotos españoles y extranjeros acuden en peregrinación por su cuenta, o se unen a alguna de estas hermandades para hacer el camino.

El llamado camino, es el que cada hermandad necesita hacer desde su punto de partida hasta la ermita del Rocío, para confluir allí todas, a fin de rendir pleitesía a la Virgen.

Para hacer llevadero el camino, los peregrinos preparan carretas especialmente adaptadas, en las que recorren el mismo, detrás del Simpecado, símbolo éste que todas las congregaciones durante el camino portan en una carreta tirada por bueyes, que representa tanto a la hermandad como su devoción por la Virgen.

Son especialmente emotivas las paradas nocturnas en distintas ubicaciones del camino, y la Salve que cada noche se reza al simpecado antes de retirarse los peregrinos a descansar para continuar la marcha al día siguiente.

Procesión

El lunes de Pentecosté de cada año, la Virgen sale en procesión por las calles de la aldea, portada a hombros de los almonteños. Este acto pone fin a la peregrinación, y tras él los peregrinos inician el camino de vuelta a sus respectivos puntos de partida.

Distintos actos del camino y la procesión se han hecho muy populares, como el paso de las hermandades por el Río de Quema, la presentación de todas las congregaciones ante la hermandad matriz ya en la aldea o el salto de la reja por parte de los almonteños para sacar la Virgen en procesión.