sábado, 1 de junio de 2013

PENITENCIA Y GLORIA: LAS DOS CARAS DE LA MONEDA


 Virgen del Rosario de la Hermandad de la Macarena (Sevilla)


Llegados a este punto del año cofrade, no quería dejar pasar la oportunidad de comentar algo sobre un tema que en Don Benito, parece unido a la polémica, mas por falta de formación cofrade y religiosa, que por encontrar razonamientos lógicos en las opiniones que son contrarias o reacias, al doble carácter de Hermandad Penitencia y de Gloria, que rige la vida de la Asociación Parroquial de la Oración en el Huerto, Nuestra Señora del Rosario en sus misterios dolorosos y Beata Madre Matilde Téllez.

En sus fines fundacionales, tal y como se ha solicitado al Arzobispado de Plasencia, de cara a su futura adquisición del estatus legal de Cofradía, alberga el Culto no solo a Jesucristo en su advocación de Oración en el Huerto; a la Santísima Virgen del Rosario en sus misterios Dolorosos si no también a la venerada Madre Matilde Téllez, de la que tantas veces hemos hablado, y que bien merecía que un colectivo como este, diera público testimonio de su vida y obra, con los honores que requiere.

 
 Escudo de la Asociación Parroquial dombenitense, 
del Santísimo Cristo de la Oración en el Huerto, Nuestra Señora del Rosario 
en sus misterios dolorosos y Beata Madre Matilde Téllez


EL POR QUÉ DE LAS COFRADÍAS:


Cofradía  es en general una asociación de personas de un mismo oficio, para su asistencia mutua o fines espirituales; también preponderantemente este concepto es utilizado por la Iglesia Católica, sin embargo no es un término exclusivo. Una Cofradía o hermandad es una asociación de fieles católicos, pública o privada, establecida conforme a los cánones del Título V del Código de Derecho Canónico.

Las cofradías reúnen a los creyentes en torno a una advocación de Cristo, de la Virgen o de un santo, un momento de la Pasión o una reliquia, con fines piadosos, religiosos o asistenciales. De tal modo se podría hablar de hermandades sacramentales, cristológicas, marianas, santísticos, de ánimas, mixtas, pasionarias, etc. Pero de forma general, y al margen de lo establecido por el Derecho, se admiten, tradicionalmente, tres tipos de cofradías:


-1.- Penitenciales, las que hacen pública estación de penitencia en Semana Santa. Jesús Luengo reserva la denominación de cofradía para las hermandades penitenciales.

 

-2.- Sacramentales, las que cultivan, como objetivo básico, la devoción y adoración hacia el Santísimo Sacramento.
 
  
-3.- De Gloria, que es como se denomina, en algunas partes, a las hermandades que no encuadran en ninguno de los dos segmentos anteriores; normalmente, fomentan el culto a alguna advocación mariana o a algún santo.


San José Obrero (Sevilla)

Muchas cofradías suelen organizar una procesión, al menos una vez al año, bien solas o reunidas a otras cofradías.

El órgano plenario de la cofradía es el cabildo o asamblea general de todos los cofrades. El cabildo general es el encargado de elegir la Junta de Oficiales o de Gobierno, que es el órgano permanente de dirección de la cofradía, encabezado por su Presidente, Hermano Mayor o Padre Mayor.

Algunas diócesis disponen de un órgano superior que agrupa a las hermandades y cofradías diocesanas o de un municipio, y que toma diversos nombres dependiendo del lugar: Consejo General, Cabildo de Cofradías (Cabildo Superior), Federación, Agrupación, Unión, Junta Local, etc.

Según el Derecho ordinario, en una misma cofradía puede haber distintas clases de miembros, con diversa participación, obligaciones y privilegios diferentes.

En principio, cualquier cristiano puede formar parte de una cofradía, sin más trámite que conseguir la firma aval de algún hermano. Los nuevos miembros realizan un acto de admisión, que se denomina Jura de Reglas, en la cual el neófito estampa un ósculo en el Libro de Reglas y el Evangelio; acto en que renueva, afirma y jura su condición cristiana y, por supuesto, promete fidelidad y servicio a dicha Hermandad.


 
Virgen del Rosario Macareno

LAS HERMANDADES DE GLORIA
Las Hermandades de Gloria en cualquier ciudad,  son asociaciones religiosas que reúnen en torno a sí las devociones populares de muchos ciudadanos, sumándose de esta forma a las hermandades de penitencia que forman parte de la Semana Santa de esa localidad. A diferencia de estas, que basan el culto en la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, las Hermandades letíficas, o de glorias, normalmente se ciñen a temas iconográficos que versan sobre la vida de los santos, la infancia de Jesús, o los misterios gloriosos de Nuestra Señora en sus distintas advocaciones: Auxiliadora, Rosario, Carmen, Desamparados, Maravillas, Pastora, Reina, Madre de Dios, Sagrado Corazón, Rocío, etc…

El único riesgo que nos podemos encontrar cuando hay Cofradías o Hermandades de Gloria exclusivamente, es que no se les trate como cofradías "de primera división" si no como cofradías "no agrupadas", y estas no son inferiores a las demás pero no tienen los mismos privilegios que las agrupadas. Esta claro que las Cofradías de Pasión tienen un peso crucial muy importante en el ámbito cofrade de una ciudad, con su Junta de Cofradías a la cabeza, y son parte importante de la misma. Su tiempo es muy concreto, Cuaresma y Semana Santa, aunque durante el año se asistan a diferentes actos y procesiones extraordinarias. En cambio, las Hermandades de Gloria se diluyen durante los meses restante del año, danto una imagen distinta y particular de un sentir, y por supuesto, esta  Agrupación, aun joven, como la que nos ocupa aquí  en don Benito, con solo dos años de existencia, va buscando poco a poco su lugar. El problema puede surgir si no se le otorgan los mismos "privilegios" que las de Pasión.


Divina Pastora de Triana



EL EJEMPLO DE SEVILLA, ….siempre Sevilla

Las Hermandades de Gloria de Sevilla abarcan, en sus salidas procesionales, actos y cultos, casi todo el año, sobre todo si incluimos entre ellas a las llamadas “no oficiales”, al no estar estas reflejadas o contempladas sus Reglas en el Palacio Arzobispal, de ahí que no aparezcan dentro de la guía que edita el Consejo de Hermandades y Cofradías.

Igualmente, por “imperativo legal”, las glorias comienzan en la Cuaresma con la salida procesional de la Hermandad de Ntra. Sra. del Sol y terminan oficialmente en el mes de noviembre, aunque habrá que esperar a diciembre con la salida el día 22 de Ntra. Sra. del Rocío de la parroquia del Divino Salvador.

De una u otra forma, en esta sección de Glorias, vamos a reflejar todas aquellas procesiones que por su diversa índole, se establecen o contienen características propias de este tipo de Hermandades incluyendo, además, asociaciones, grupos de fieles y devotos.

Dentro de las mismas, aunque impera sobremanera el culto mariano, tampoco hay que olvidar aquellas otras que dan culto a santos, caso de San Antonio de Padua, San José Obrero, San Juan Bosco, sin olvidarnos las que rinden culto directamente al Hijo de Dios, caso del Sagrado Corazón de Jesús.

Tampoco deja de sorprendernos que las Hermandades de Ntra. Sra. del Sol y la de Ntra. Sra. de los Desamparados, estén ubicadas con carácter de Gloria, cuando tienen clara reminiscencia Penitencial y luego, La Pastora de Capuchinos, Hermandad Centenaria, o El Carmen del Santo Ángel, no están incluidas en los formatos “oficiales”, al tener reglas aprobadas por ordenes religiosas, pero no directamente de Palacio.

 

Sor Ángela de la Cruz (Sevilla)

Advocaciones de la Madre de Dios

Multitud de nombres rodean a la Madre de Dios a lo largo del Calendario de Gloria en la ciudad de Sevilla: Alegría, Salud, Candelaria, Juncal, Amparo, Rocío, Cabeza, Pilar, Guadalupe, Esperanza, Belén, Luz, Nieves, Inmaculada, Hiniesta, Sierra, Araceli, Reina, Prado, etc…

Pero entre todas ellas, hay varias que reciben una especial mención en la Mariana Ciudad de Sevilla. Auxiliadora, Pastora, Carmen y Rosario son nombres propios que abanderan en sendas procesiones, una misma Titular para diferentes barrios hispalenses.

Las advocaciones de Auxiliadora (Trinidad, Triana, San Vicente, Nervión), Pastora (Capuchinos, Triana, Santa Marina, San Antonio), Carmen (Santa Catalina, San Gil, San Leandro, Triana, Santo Ángel) o Rosario (Humeros, Santa Catalina, San Vicente, Dos de Mayo, Macarena, Madre de Dios, Barrio León, Quiros) son algunos botones de muestra de lo que puede dar de sí el culto a la Virgen María en Sevilla.

No hemos de olvidar el Patronazgo de Sevilla por la Virgen de los Reyes, que en el 2003 también se reencuentra con esta advocación como Patrona de los Sastres, que volvió a procesionar por las calles de Sevilla y a partir de ese año ya de forma habitual, dando en su conjunto un ramo de nombres marianos para conmemorar y evocar a la Madre de Dios.


Pastora de Capuchinos (Sevilla)

La Oficialidad de las Corporaciones de Gloria

No deja de resultar curioso que algunas devociones de gran tradición en Sevilla, no estén enmarcadas en el Consejo de Hermandades y Cofradías. Hemos de destacar que el hecho de no estar, no implica que sea por orden o deseo expreso de esta entidad, ni mucho menos, siempre esto se atiende dependiendo de la autoridad pertinente religiosa.

El caso más contundente es el de la Pastora de Capuchinos, con siglos de historia y tradición hispalense que, incluso, nació como advocación en Sevilla. Esto es debido a que dicha Hermandad, tiene su Carta de fundación y Reglas, directamente de la Orden de los Monjes Capuchinos, o El Carmen del Santo Ángel que la tienen de la Orden de los Carmelitas Descalzos, pero no del Palacio Arzobispal.

Esta política eclesial, donde los intereses Capuchinos para no perder la potestad sobre la imagen y la Hermandad y, por otro lado, la obligatoriedad de tener las Reglas aprobadas por Palacio para formar parte de la Guía Oficial del Consejo, perjudican (de manera liviana) al entorno Corporativo de estas veteranas Glorias Hispalenses, las cuales y siempre desde un punto de vista personal, se deberían contemplar al menos como reseña.

Otro caso curioso es el de Ntra. Sra. de los Reyes, Patrona de la Archidiócesis de Sevilla, que no es Hermandad, sino Asociación de Fieles. De ahí que tampoco aparezca dentro de la oficialidad.

Para terminar este capítulo, tenemos otro caso muy curioso, como es la Hermandad de Ntra. Sra. del Rocío de Tablada, reconocida como tal por la Hermandad Matriz, pero no incluida entre las Glorias Oficiales al tener sus Reglas aprobadas por la autoridad religiosa castrense, pero no a nivel del Palacio Arzobispal.


Gloriosa Penitencia


Como era de esperar, y como dijo el Padre Javierre en los actos conmemorativos por la Canonización de la Beata Ángela de la Cruz, si en Sevilla no se discute por algo, no seríamos sevillanos, o lo que es lo mismo, en Híspalis hasta tenemos Dolorosas que figuraron en su día con  carácter de Gloria,  como la Hermandad de Nuestra Sra. del Sol, bella Dolorosa que hoy forma parte de la nomina del Sabado Santo, acompañando a su Hijo, el Santo Cristo Varón de Dolores, y formando la sacra conversación…


La Religiosidad de las Hermandades de Gloria.


Hay una religiosidad profunda, llena de sensibilidades casi intangibles, de rezos callados que ungen corazones y calles, de humildad y sacrificio, de paciencia... Es esa poesía de la religión de la que escribe Bécquer, que ve en lo pequeño la misteriosa presencia del Dios de los pobres y sencillos. Sevilla vive gracias a ella la devoción, sentimiento de encuentro indefinible que ilumina la fe en sus oscuridades cotidianas, encuentro de corazón a corazón con el Hijo Encarnado que sigue viviendo en el corazón de los hombres, gracias a que hubo una mujer, María, que quiso concebirlo en sus entrañas. Ella es desde entonces centro de esta religión cercana, sensible que constituye la esencia de las Glorias de Sevilla.

Para vivir y hacer vivir esta religiosidad nacieron las hermandades de Gloria. Desde los primeros tiempos del cristianismo aparece claramente constatado el asociacionismo devoto en torno a la Virgen María y en todas las poblaciones existe al menos una imagen de especial devoción, la Patrona, que cuenta con su hermandad de Gloria. Ciertamente no son hermandades de muchos hermanos ni, salvo algunas bien significativas, de especial relevancia social. En el caso de Sevilla, carecen del "tirón" de las de penitencia y la "movida" que genera el capillismo. Sólo parecen adquirir verdadera actividad en los días de sus cultos anuales y, sobre todo, en la Procesión de su imagen titular por las calles del barrio... pero no es menos cierto que muchas constituyen todo un paradigma de lo que supone ser cofrade como vocación infatigable en medio de las mayores dificultades, casi sin recursos... pues es en esas circunstancias cuando se fragua la grandeza de una hermandad y de sus hermanos.



En la conformación de la religiosidad barroca, siglos XVII y XVIII, estas hermandades eran las que marcaban el sentido devocional. Las advocaciones más populares: Rosario, Carmen, Divina Pastora... monopolizaban la vida cofrade no ya en las fechas concretas de la festividad de su Titular, sino en algo mucho más definitivo y cercano: la cotidianidad, el rezo diario, la visita a sus capillas , la devoción viva de un vecindario que sentía a su Virgen como algo tan unido a sus existencias que muchas corporaciones tuvieron su primitiva sede en sencillos retablos callejeros. Hay, pues, todo un sentimiento íntimo, de búsqueda de cercanía, de afecto sensible que apenas requiere sino formas sencillas de expresión religiosa.

El ejemplo por antonomasia es el de las hermandades del Rosario, erigidas la mayoría en torno al uso de los rosarios públicos que, sin duda alguna, ha supuesto el fenómeno más importante de la religiosidad popular de los sevillanos, comparable al actual "boom" de la Semana Santa y las cofradías penitenciales, pero con una gran diferencia, ya apuntada, la cotidianidad, el vivir día a día la hermandad activamente, pues los rosarios salían una y hasta tres veces en un mismo día y eso significaba mucho más que un rezo por las calles: estas hermandades de Gloria supieron aglutinar a los vecinos en torno a la religión, les hicieron tomar conciencia de comunidad a barrios marginales y, además, hacían sentir la cercanía de la Virgen, pues era Ella la que vivía en sus calles, compartiendo inquietudes, anhelos...

En los momentos de crisis de la religión en Sevilla, en diversos momentos del siglo XIX, cuando desaparecieron o atravesaron una grave decadencia las corporaciones penitenciales, estas hermandades mantuvieron el culto diario, soportando los intentos de racionalización utilitaria de la piedad popular por parte de los gobiernos y clero ilustrado y, lo más importante, creando una nueva estructura de la religiosidad sevillana adaptada a la creciente secularización que resquebrajaba la más aparente que real superestructura barroca de "régimen de cristiandad". Cuando no era posible vivir la cotidianidad extramuros de las iglesias y los retablos hubieron de desaparecer, se trasladaron a sus parroquias y conventos promoviendo unos cultos más centrados en la imagen titular, a la que el vecindario consideraba su Patrona y que una vez al año procesionaba solemnemente por las calles de la feligresía. Ciertamente todo ello supuso un desarraigo, pero pudo superarse un peligro concreto. Nació entonces una nueva devoción, más sentimental y estética que va a marcar la religiosidad contemporánea.

Podrían apuntarse casos concretos de esta importancia histórica de las hermandades de Gloria. El Rosario de San Gil era en el siglo XVIII una corporación muy integrada en su barrio y contaba igualmente con el respaldo del clero parroquial, que percibía la incidencia devocional en los esquemas pastorales y en aras de ello, se recomendó y ejecutó se agregase a ella la cofradía de la Esperanza que se encontraba en franca decadencia y difícilmente hubiera subsistido sola. De hecho, la vida de una corporación penitencial se centraba casi exclusivamente en la salida procesional en Semana Santa y así ha sido hasta fechas muy recientes.



Otro caso es el del Rosario de los Humeros, hermandad promovida por los vecinos de uno de los barrios más marginales de la ciudad que, con limosnas y sus propios brazos, edificaron una capilla extramuros que significó la presencia de la Iglesia en una vecindad muy difícil y distanciada de la parroquia y la posibilidad de la celebración eucarística cada domingo. Por último, las hermandades de la Divina Pastora, que supusieron un revulsivo a la religiosidad del XVIII y el cauce privilegiado para la pastoral de la Orden de los Capuchinos que junto a dominicos, franciscanos, jesuitas y carmelitas tanto significaron en la conformación de la religiosidad hispalense al igual que el propio clero secular.

En la actualidad, las hermandades de Gloria son testimonios vivos, como queda dicho, de la religiosidad del pueblo, de su génesis y conformación actual, pero a la vez siguen teniendo una misión importantísima en el ámbito cofrade: la de mostrar una actitud y una estética tan plenamente cristiana como la resurrección, la de hacer sentir que Cristo vive y está `presente en la vida del hombre, que lo podemos ver Niño, lleno de ilusión y esperanza en los brazos de su Madre, que su Gloria es la que los hombres, gracias a Él, pueden ya vivir si, siguiendo su ejemplo, aprenden a resucitar cada día de la muerte de la rutina y la indiferencia que les rodea. Pero no sólo cabe hablar de testimonios iconográficos ya que también es resurrección esa entrega por preservar la vida de una hermandad a diario, o el incentivo por la plena integración de la mujer en todas sus actividades, o la preocupación por la integración parroquial...

No son hermandades de segunda. Se puede ser cofrade viviendo su día a día. Es verdad que no resulta muy atractivo su mundo de humildad, sencillez y trabajo casi anónimo, que no genera intereses económicos, al contrario, que ha de soportar la incomprensión e insolidaridad de muchos cofrades... pero no es menos cierto que son un cauce idóneo para vivir y compartir la fe en comunidad sin una preocupación excesiva por las actividades procesionales, con un número de hermanos que permite el conocimiento y atención personalizada y una mejor integración en la pastoral parroquial.

Han sido quienes han marcado la religiosidad cofrade durante el Barroco, creando actitudes, estéticas y ámbitos abiertos que hoy en día perduran y desarrollan en otras hermandades como las penitenciales y sacramentales. Han perdido mucho de su pasado "esplendor" y de su arraigo popular, pero mantienen una referencia perenne de vida interior y de devoción. Y, sobre todo, constituyen un testimonio vivo de esa religiosidad auténtica, de silencios, de encuentro personal con la Trascendencia, que subyace en toda expresión externa y un signo de esperanza para potenciar cauces entre el mundo cofrade de acercamiento real a la pastoral de la Iglesia y al mismo tiempo de crear entre los hermanos un sentido de formación y caridad cristiana más allá de las apariencias estéticas y los intereses socio-económicos.


UN DESEO.....UNA REALIDAD






La Virgen de las Cruces, San Sebastián, la Piedad, San Gregorio, San Isidro, el Corazón de María, San Juan, Santiago, la Virgen del Carmen, el Perpetuo Socorro, etc..,  advocaciones de Vírgenes y Santos, que forman parte del entramado religioso-festivo de la ciudad de Don Benito, pero que no constituyen verdaderas Hermandades de Gloria, ..., unas con mucha capacidad para aglutinar devoción como nuestra Patrona, pero con una organización por mejorar, y otras que se confunden en la actividad de sus Asociaciones de Vecinos, haciendo menos incapié en el verdadero sentido religioso y más en el lúdico, como esa ruta del aperitivo que pretende ser reclamo turístico....en las fiestas de Santiago Apóstol.

Una realidad: la Beata Madre Matilde Téllez, es la verdadera Hermandad de Gloria de Don Benito, y todo ello gracias a la Asociación Parroquial de la Oración en el Huerto. El Besamanos, la visita al Hospital del San Antonio y la Procesión del pasado día 30, conformaron una bella estampa que no se podrá olvidar en mucho tiempo. 


 


Varios términos que adornarán este 2013 de Madre  Matilde: ILUSIÓN, ESPERANZA, PASIÓN, ADMIRACIÓN, ORACIÓN, DEVOCIÓN, ........pero sobre todos:


 


¡¡¡¡¡¡  GLORIA  !!!!!!