Virgen del Rosario de la Hermandad de la Macarena (Sevilla)
Llegados a este punto del año
cofrade, no quería dejar pasar la oportunidad de comentar algo sobre un tema
que en Don Benito, parece unido a la polémica, mas por falta de formación
cofrade y religiosa, que por encontrar razonamientos lógicos en las opiniones
que son contrarias o reacias, al doble carácter de Hermandad Penitencia y de
Gloria, que rige la vida de la Asociación Parroquial de la Oración en el Huerto,
Nuestra Señora del Rosario en sus misterios dolorosos y Beata Madre Matilde
Téllez.
En sus fines fundacionales, tal y
como se ha solicitado al Arzobispado de Plasencia, de cara a su futura
adquisición del estatus legal de Cofradía, alberga el Culto no solo a
Jesucristo en su advocación de Oración en el Huerto; a la Santísima Virgen
del Rosario en sus misterios Dolorosos si no también a la venerada Madre
Matilde Téllez, de la que tantas veces hemos hablado, y que bien merecía que un
colectivo como este, diera público testimonio de su vida y obra, con los
honores que requiere.
Escudo de la Asociación Parroquial dombenitense,
del Santísimo Cristo de la Oración en el Huerto, Nuestra Señora del Rosario
en sus misterios dolorosos y Beata Madre Matilde Téllez
EL POR QUÉ DE LAS COFRADÍAS:
Cofradía es en general una asociación de personas de un
mismo oficio, para su asistencia mutua o fines espirituales; también
preponderantemente este concepto es utilizado por la Iglesia Católica,
sin embargo no es un término exclusivo. Una Cofradía o hermandad es una
asociación de fieles católicos, pública o privada, establecida conforme a los
cánones del Título V del Código de Derecho Canónico.
Las cofradías reúnen a los creyentes
en torno a una advocación de Cristo, de la Virgen o de un santo, un momento de la Pasión o una reliquia, con
fines piadosos, religiosos o asistenciales. De tal modo se podría hablar de
hermandades sacramentales, cristológicas, marianas, santísticos, de ánimas,
mixtas, pasionarias, etc. Pero de forma general, y al margen de lo establecido
por el Derecho, se admiten, tradicionalmente, tres tipos de cofradías:
-1.- Penitenciales, las que
hacen pública estación de penitencia en Semana Santa. Jesús Luengo reserva la
denominación de cofradía para las hermandades penitenciales.
-2.- Sacramentales, las que cultivan, como objetivo básico, la devoción y adoración hacia el Santísimo Sacramento.
-3.- De Gloria, que es como se denomina, en algunas
partes, a las hermandades que no encuadran en ninguno de los dos segmentos
anteriores; normalmente, fomentan el culto a alguna advocación mariana o a
algún santo.
San José Obrero (Sevilla)
Muchas cofradías suelen organizar una
procesión, al menos una vez al año, bien solas o reunidas a otras cofradías.
El órgano plenario de la cofradía es
el cabildo o asamblea general de todos los cofrades. El cabildo general es el
encargado de elegir la Junta
de Oficiales o de Gobierno, que es el órgano permanente de dirección de la
cofradía, encabezado por su Presidente, Hermano Mayor o Padre Mayor.
Algunas diócesis disponen de un
órgano superior que agrupa a las hermandades y cofradías diocesanas o de un
municipio, y que toma diversos nombres dependiendo del lugar: Consejo General,
Cabildo de Cofradías (Cabildo Superior), Federación, Agrupación, Unión, Junta
Local, etc.
Según el Derecho ordinario, en una
misma cofradía puede haber distintas clases de miembros, con diversa
participación, obligaciones y privilegios diferentes.
En principio, cualquier cristiano
puede formar parte de una cofradía, sin más trámite que conseguir la firma aval
de algún hermano. Los nuevos miembros realizan un acto de admisión, que se
denomina Jura de Reglas, en la cual el neófito estampa un ósculo en el Libro de
Reglas y el Evangelio; acto en que renueva, afirma y jura su condición
cristiana y, por supuesto, promete fidelidad y servicio a dicha Hermandad.
Virgen del Rosario Macareno
LAS HERMANDADES DE GLORIA
Las Hermandades de Gloria en cualquier
ciudad, son asociaciones religiosas que
reúnen en torno a sí las devociones populares de muchos ciudadanos, sumándose
de esta forma a las hermandades de penitencia que forman parte de la Semana Santa de esa
localidad. A diferencia de estas, que basan el culto en la pasión y muerte de
Nuestro Señor Jesucristo, las Hermandades letíficas, o de glorias, normalmente
se ciñen a temas iconográficos que versan sobre la vida de los santos, la
infancia de Jesús, o los misterios gloriosos de Nuestra Señora en sus distintas
advocaciones: Auxiliadora, Rosario, Carmen, Desamparados, Maravillas, Pastora,
Reina, Madre de Dios, Sagrado Corazón, Rocío, etc…
El único riesgo que nos podemos encontrar
cuando hay Cofradías o Hermandades de Gloria exclusivamente, es que no se les
trate como cofradías "de primera división" si no como cofradías
"no agrupadas", y estas no son inferiores a las demás pero no tienen
los mismos privilegios que las agrupadas. Esta claro que las Cofradías de
Pasión tienen un peso crucial muy importante en el ámbito cofrade de una
ciudad, con su Junta de Cofradías a la cabeza, y son parte importante de la misma. Su tiempo es muy concreto, Cuaresma y Semana Santa, aunque durante el
año se asistan a diferentes actos y procesiones extraordinarias. En cambio, las
Hermandades de Gloria se diluyen durante los meses restante del año, danto una
imagen distinta y particular de un sentir, y por supuesto, esta Agrupación, aun joven, como la que nos ocupa
aquí en don Benito, con solo dos años de
existencia, va buscando poco a poco su lugar. El problema puede surgir si
no se le otorgan los mismos "privilegios" que las de Pasión.
Divina Pastora de Triana
EL EJEMPLO DE SEVILLA, ….siempre
Sevilla
Las Hermandades de Gloria de Sevilla
abarcan, en sus salidas procesionales, actos y cultos, casi todo el año, sobre
todo si incluimos entre ellas a las llamadas “no oficiales”, al no estar estas
reflejadas o contempladas sus Reglas en el Palacio Arzobispal, de ahí que no
aparezcan dentro de la guía que edita el Consejo de Hermandades y Cofradías.
Igualmente, por “imperativo legal”,
las glorias comienzan en la
Cuaresma con la salida procesional de la Hermandad de Ntra. Sra.
del Sol y terminan oficialmente en el mes de noviembre, aunque habrá que
esperar a diciembre con la salida el día 22 de Ntra. Sra. del Rocío de la
parroquia del Divino Salvador.
De una u otra forma, en esta sección
de Glorias, vamos a reflejar todas aquellas procesiones que por su diversa
índole, se establecen o contienen características propias de este tipo de
Hermandades incluyendo, además, asociaciones, grupos de fieles y devotos.
Dentro de las mismas, aunque impera
sobremanera el culto mariano, tampoco hay que olvidar aquellas otras que dan
culto a santos, caso de San Antonio de Padua, San José Obrero, San Juan Bosco,
sin olvidarnos las que rinden culto directamente al Hijo de Dios, caso del
Sagrado Corazón de Jesús.
Tampoco deja de sorprendernos que las
Hermandades de Ntra. Sra. del Sol y la de Ntra. Sra. de los Desamparados, estén
ubicadas con carácter de Gloria, cuando tienen clara reminiscencia Penitencial
y luego, La Pastora
de Capuchinos, Hermandad Centenaria, o El Carmen del Santo Ángel, no están
incluidas en los formatos “oficiales”, al tener reglas aprobadas por ordenes
religiosas, pero no directamente de Palacio.
Sor Ángela de la Cruz (Sevilla)
Advocaciones de la Madre de Dios
Multitud de nombres rodean a la Madre de Dios a lo largo del
Calendario de Gloria en la ciudad de Sevilla: Alegría, Salud, Candelaria,
Juncal, Amparo, Rocío, Cabeza, Pilar, Guadalupe, Esperanza, Belén, Luz, Nieves,
Inmaculada, Hiniesta, Sierra, Araceli, Reina, Prado, etc…
Pero entre todas ellas, hay varias
que reciben una especial mención en la Mariana Ciudad de
Sevilla. Auxiliadora, Pastora, Carmen y Rosario son nombres propios que
abanderan en sendas procesiones, una misma Titular para diferentes barrios
hispalenses.
Las advocaciones de Auxiliadora
(Trinidad, Triana, San Vicente, Nervión), Pastora (Capuchinos, Triana, Santa
Marina, San Antonio), Carmen (Santa Catalina, San Gil, San Leandro, Triana,
Santo Ángel) o Rosario (Humeros, Santa Catalina, San Vicente, Dos de Mayo,
Macarena, Madre de Dios, Barrio León, Quiros) son algunos botones de muestra de
lo que puede dar de sí el culto a la Virgen María en Sevilla.
No hemos de olvidar el Patronazgo de
Sevilla por la Virgen
de los Reyes, que en el 2003 también se reencuentra con esta advocación como
Patrona de los Sastres, que volvió a procesionar por las calles de Sevilla y a
partir de ese año ya de forma habitual, dando en su conjunto un ramo de nombres
marianos para conmemorar y evocar a la
Madre de Dios.
Pastora de Capuchinos (Sevilla)
La Oficialidad de
las Corporaciones de Gloria
No deja de resultar curioso que
algunas devociones de gran tradición en Sevilla, no estén enmarcadas en el
Consejo de Hermandades y Cofradías. Hemos de destacar que el hecho de no estar,
no implica que sea por orden o deseo expreso de esta entidad, ni mucho menos,
siempre esto se atiende dependiendo de la autoridad pertinente religiosa.
El caso más contundente es el de la Pastora de Capuchinos, con
siglos de historia y tradición hispalense que, incluso, nació como advocación
en Sevilla. Esto es debido a que dicha Hermandad, tiene su Carta de fundación y
Reglas, directamente de la Orden
de los Monjes Capuchinos, o El Carmen del Santo Ángel que la tienen de la Orden de los Carmelitas
Descalzos, pero no del Palacio Arzobispal.
Esta política eclesial, donde los
intereses Capuchinos para no perder la potestad sobre la imagen y la Hermandad y, por otro
lado, la obligatoriedad de tener las Reglas aprobadas por Palacio para formar
parte de la Guía Oficial
del Consejo, perjudican (de manera liviana) al entorno Corporativo de estas
veteranas Glorias Hispalenses, las cuales y siempre desde un punto de vista
personal, se deberían contemplar al menos como reseña.
Otro caso curioso es el de Ntra. Sra.
de los Reyes, Patrona de la
Archidiócesis de Sevilla, que no es Hermandad, sino
Asociación de Fieles. De ahí que tampoco aparezca dentro de la oficialidad.
Para terminar este capítulo, tenemos
otro caso muy curioso, como es la
Hermandad de Ntra. Sra. del Rocío de Tablada, reconocida como
tal por la Hermandad
Matriz, pero no incluida entre las Glorias Oficiales al tener
sus Reglas aprobadas por la autoridad religiosa castrense, pero no a nivel del
Palacio Arzobispal.
Gloriosa Penitencia
Como era de esperar, y como dijo el
Padre Javierre en los actos conmemorativos por la Canonización de la Beata Ángela de la Cruz, si en Sevilla no se
discute por algo, no seríamos sevillanos, o lo que es lo mismo, en Híspalis
hasta tenemos Dolorosas que figuraron en su día con carácter de Gloria, como la Hermandad de Nuestra Sra. del Sol, bella Dolorosa
que hoy forma parte de la nomina del Sabado Santo, acompañando a su Hijo, el
Santo Cristo Varón de Dolores, y formando la sacra conversación…
La Religiosidad de
las Hermandades de Gloria.
Hay una religiosidad profunda, llena
de sensibilidades casi intangibles, de rezos callados que ungen corazones y
calles, de humildad y sacrificio, de paciencia... Es esa poesía de la religión
de la que escribe Bécquer, que ve en lo pequeño la misteriosa presencia del
Dios de los pobres y sencillos. Sevilla vive gracias a ella la devoción,
sentimiento de encuentro indefinible que ilumina la fe en sus oscuridades
cotidianas, encuentro de corazón a corazón con el Hijo Encarnado que sigue
viviendo en el corazón de los hombres, gracias a que hubo una mujer, María, que
quiso concebirlo en sus entrañas. Ella es desde entonces centro de esta
religión cercana, sensible que constituye la esencia de las Glorias de Sevilla.
Para vivir y hacer vivir esta
religiosidad nacieron las hermandades de Gloria. Desde los primeros tiempos del
cristianismo aparece claramente constatado el asociacionismo devoto en torno a la Virgen María y en
todas las poblaciones existe al menos una imagen de especial devoción, la Patrona, que cuenta con su
hermandad de Gloria. Ciertamente no son hermandades de muchos hermanos ni,
salvo algunas bien significativas, de especial relevancia social. En el caso de
Sevilla, carecen del "tirón" de las de penitencia y la
"movida" que genera el capillismo. Sólo parecen adquirir verdadera
actividad en los días de sus cultos anuales y, sobre todo, en la Procesión de su imagen
titular por las calles del barrio... pero no es menos cierto que muchas
constituyen todo un paradigma de lo que supone ser cofrade como vocación
infatigable en medio de las mayores dificultades, casi sin recursos... pues es
en esas circunstancias cuando se fragua la grandeza de una hermandad y de sus
hermanos.
En la conformación de la religiosidad
barroca, siglos XVII y XVIII, estas hermandades eran las que marcaban el
sentido devocional. Las advocaciones más populares: Rosario, Carmen, Divina
Pastora... monopolizaban la vida cofrade no ya en las fechas concretas de la
festividad de su Titular, sino en algo mucho más definitivo y cercano: la
cotidianidad, el rezo diario, la visita a sus capillas , la devoción viva de un
vecindario que sentía a su Virgen como algo tan unido a sus existencias que
muchas corporaciones tuvieron su primitiva sede en sencillos retablos
callejeros. Hay, pues, todo un sentimiento íntimo, de búsqueda de cercanía, de
afecto sensible que apenas requiere sino formas sencillas de expresión
religiosa.
El ejemplo por antonomasia es el de
las hermandades del Rosario, erigidas la mayoría en torno al uso de los
rosarios públicos que, sin duda alguna, ha supuesto el fenómeno más importante
de la religiosidad popular de los sevillanos, comparable al actual
"boom" de la
Semana Santa y las cofradías penitenciales, pero con una gran
diferencia, ya apuntada, la cotidianidad, el vivir día a día la hermandad
activamente, pues los rosarios salían una y hasta tres veces en un mismo día y
eso significaba mucho más que un rezo por las calles: estas hermandades de
Gloria supieron aglutinar a los vecinos en torno a la religión, les hicieron
tomar conciencia de comunidad a barrios marginales y, además, hacían sentir la
cercanía de la Virgen,
pues era Ella la que vivía en sus calles, compartiendo inquietudes, anhelos...
En los momentos de crisis de la
religión en Sevilla, en diversos momentos del siglo XIX, cuando desaparecieron
o atravesaron una grave decadencia las corporaciones penitenciales, estas
hermandades mantuvieron el culto diario, soportando los intentos de
racionalización utilitaria de la piedad popular por parte de los gobiernos y
clero ilustrado y, lo más importante, creando una nueva estructura de la
religiosidad sevillana adaptada a la creciente secularización que resquebrajaba
la más aparente que real superestructura barroca de "régimen de
cristiandad". Cuando no era posible vivir la cotidianidad extramuros de
las iglesias y los retablos hubieron de desaparecer, se trasladaron a sus
parroquias y conventos promoviendo unos cultos más centrados en la imagen
titular, a la que el vecindario consideraba su Patrona y que una vez al año
procesionaba solemnemente por las calles de la feligresía. Ciertamente todo
ello supuso un desarraigo, pero pudo superarse un peligro concreto. Nació
entonces una nueva devoción, más sentimental y estética que va a marcar la
religiosidad contemporánea.
Podrían apuntarse casos concretos de
esta importancia histórica de las hermandades de Gloria. El Rosario de San Gil
era en el siglo XVIII una corporación muy integrada en su barrio y contaba
igualmente con el respaldo del clero parroquial, que percibía la incidencia
devocional en los esquemas pastorales y en aras de ello, se recomendó y ejecutó
se agregase a ella la cofradía de la Esperanza que se encontraba en franca decadencia
y difícilmente hubiera subsistido sola. De hecho, la vida de una corporación
penitencial se centraba casi exclusivamente en la salida procesional en Semana
Santa y así ha sido hasta fechas muy recientes.
Otro caso es el del Rosario de los
Humeros, hermandad promovida por los vecinos de uno de los barrios más
marginales de la ciudad que, con limosnas y sus propios brazos, edificaron una
capilla extramuros que significó la presencia de la Iglesia en una vecindad
muy difícil y distanciada de la parroquia y la posibilidad de la celebración
eucarística cada domingo. Por último, las hermandades de la Divina Pastora, que
supusieron un revulsivo a la religiosidad del XVIII y el cauce privilegiado
para la pastoral de la Orden
de los Capuchinos que junto a dominicos, franciscanos, jesuitas y carmelitas
tanto significaron en la conformación de la religiosidad hispalense al igual
que el propio clero secular.
En la actualidad, las hermandades de
Gloria son testimonios vivos, como queda dicho, de la religiosidad del pueblo,
de su génesis y conformación actual, pero a la vez siguen teniendo una misión
importantísima en el ámbito cofrade: la de mostrar una actitud y una estética
tan plenamente cristiana como la resurrección, la de hacer sentir que Cristo
vive y está `presente en la vida del hombre, que lo podemos ver Niño, lleno de
ilusión y esperanza en los brazos de su Madre, que su Gloria es la que los
hombres, gracias a Él, pueden ya vivir si, siguiendo su ejemplo, aprenden a
resucitar cada día de la muerte de la rutina y la indiferencia que les rodea.
Pero no sólo cabe hablar de testimonios iconográficos ya que también es
resurrección esa entrega por preservar la vida de una hermandad a diario, o el
incentivo por la plena integración de la mujer en todas sus actividades, o la
preocupación por la integración parroquial...
No son hermandades de segunda. Se
puede ser cofrade viviendo su día a día. Es verdad que no resulta muy atractivo
su mundo de humildad, sencillez y trabajo casi anónimo, que no genera intereses
económicos, al contrario, que ha de soportar la incomprensión e insolidaridad
de muchos cofrades... pero no es menos cierto que son un cauce idóneo para
vivir y compartir la fe en comunidad sin una preocupación excesiva por las
actividades procesionales, con un número de hermanos que permite el
conocimiento y atención personalizada y una mejor integración en la pastoral
parroquial.
Han sido quienes han marcado la
religiosidad cofrade durante el Barroco, creando actitudes, estéticas y ámbitos
abiertos que hoy en día perduran y desarrollan en otras hermandades como las
penitenciales y sacramentales. Han perdido mucho de su pasado "esplendor"
y de su arraigo popular, pero mantienen una referencia perenne de vida interior
y de devoción. Y, sobre todo, constituyen un testimonio vivo de esa
religiosidad auténtica, de silencios, de encuentro personal con la Trascendencia, que
subyace en toda expresión externa y un signo de esperanza para potenciar cauces
entre el mundo cofrade de acercamiento real a la pastoral de la Iglesia y al mismo tiempo
de crear entre los hermanos un sentido de formación y caridad cristiana más
allá de las apariencias estéticas y los intereses socio-económicos.
UN DESEO.....UNA REALIDAD
La Virgen de las Cruces, San Sebastián, la Piedad, San Gregorio, San Isidro, el Corazón de María, San Juan, Santiago, la Virgen del Carmen, el Perpetuo Socorro, etc.., advocaciones de Vírgenes y Santos, que forman parte del entramado religioso-festivo de la ciudad de Don Benito, pero que no constituyen verdaderas Hermandades de Gloria, ..., unas con mucha capacidad para aglutinar devoción como nuestra Patrona, pero con una organización por mejorar, y otras que se confunden en la actividad de sus Asociaciones de Vecinos, haciendo menos incapié en el verdadero sentido religioso y más en el lúdico, como esa ruta del aperitivo que pretende ser reclamo turístico....en las fiestas de Santiago Apóstol.
Una realidad: la Beata Madre Matilde Téllez, es la verdadera Hermandad de Gloria de Don Benito, y todo ello gracias a la Asociación Parroquial de la Oración en el Huerto. El Besamanos, la visita al Hospital del San Antonio y la Procesión del pasado día 30, conformaron una bella estampa que no se podrá olvidar en mucho tiempo.
Varios términos que adornarán este 2013 de Madre Matilde: ILUSIÓN, ESPERANZA, PASIÓN, ADMIRACIÓN, ORACIÓN, DEVOCIÓN, ........pero sobre todos:
¡¡¡¡¡¡ GLORIA !!!!!!