martes, 8 de enero de 2013

EL FOLCLORE DE LAS DEVOCIONES RELIGIOSAS





  Foto Disancor: Procesión de San Sebastián (Don Benito)


Hoy os traigo al Blog, un artículo que he encontrado en el último ejemplar editado de la Revista "Caramancho", y que me gustaría reproducir aquí en agradecimiento a su Autor: Daniel Fernández Herrera, que me lo ha cedido, y el cual, suscribo punto por punto, teniendo en cuenta ese aspecto cercano  a  lo popular y a lo folclórico, que tiene uno de los vértices de nuestra común pasión y devoción.  Le agradezco desde aquí, que nos haya hecho un guiño a las páginas cofrades de internet, de Don Benito y Villanueva.

Como reflexión indicaros que el límite entre lo folclórico y lo devocional, si entendemos que en tono "despectivo", se use aquel término para criticar el mundo cofrade, es dificil de delimitar, pero no hemos de obviar que cualquier manifestación externa de nuestras inquietudes, cualquier puesta en escena, se entronca con la popularidad de las costumbres, con las tradiciones de un pueblo,  y si estas se desarrollan con el debido protocolo, deben servir para lo que realmente son, catequésis pública, viva y manifestación de fe. Si esto no se comprende como tal, corremos el riesgo de viciar el verdadero sentido de una procesión, que no es el objetivo principal de hermandades y cofradías, no lo olvidemos, pero si es cierto, que constituye el momento donde mas se nos ve y donde exponemos nuestras miserias y bondades. Por todo ello, el asepcto cultural-folclorico-popular de las Hermandades, debe ser tan cuidado como el devocional, el artistico o patrimonial, y ello solo se puede conseguir con una verdadera formación, y no ingnorando ciertas cuestiones que son irrefutables...

Aquí reproduzco el Artículo de nuestro amigo Daniel: 


EL FOLCLORE DE LAS DEVOCIONES RELIGIOSAS.

Viene este artículo a glosar uno de los aspectos en los que podemos definir el término “folclore”,  (del inglés folk, «pueblo» y lore, «acervo», «saber» o «conocimiento») que es la expresión de la cultura de un pueblo: artesanía, bailes, chistes, costumbres, cuentos, historia oral, leyendas, música, proverbios, supersticiones y demás, común a una población concreta, incluyendo las tradiciones de dicha cultura, subcultura o grupo social, además se suele llamar de la misma manera al estudio de estas materias.  Sin embargo hubo muchos desacuerdos referentes a qué exactamente el Folclore contenía: algunos hablaban solo de cuentos y creencias y otros incluían también festividades y vida común.


Para que una manifestación cultural se considere un hecho folclórico, debe cumplir con alguno o todos de los siguientes aspectos:

  1. Debe transmitirse por vía oral.
  2. Debe ser de autoría anónima.
  3. Debe ser patrimonio colectivo de la comunidad representante del lugar en donde se manifiesta este fenómeno.
  4. Debe ser funcional, es decir, tener alguna utilidad pragmática o cumplir con fines rituales.
  5. Debe ser duradero y perdurable por un tiempo considerablemente largo, como oposición a una moda efímera.
  6. Debe tener variantes múltiples, es decir que no exista una versión oficial del fenómeno sino que se reformule cada vez que emerja.
  7. Existen versiones tanto urbanas como rurales, sin ser necesariamente una superior a la otra.
  8. Debe ser aglutinante, es decir pertenecer o fundar una categoría, corriente, estilo, género o tipo.



Todos estos requisitos pueden confluir en lo que denominamos el “folclore de las devociones religiosas”, sobre todo de aquellas que tienen que ver con esas manifestaciones públicas de nuestra fe, mas allá de la mística relación de la persona que reza de forma íntima e individual ante una imagen, cuya contemplación, le invita a ello. Se trata de poner nombre a la protestación de fe,  que hacemos  los creyentes cuando sacamos nuestras imágenes a las calles y plazas, a nuestra Patrona la Virgen de las Cruces, a nuestros Cristos y Vírgenes en Semana Santa, a nuestros Santos en las fiestas  de cada Barrio, etc…, todo ello con ánimo de crear y asentar tradiciones, que luego se constituyen en símbolos de la identidad de un pueblo.


 Foto Disancor: Penitente Buena Muerte Don Benito



Durante toda su historia, Don Benito, se ha caracterizado por ser un pueblo eminentemente religioso, como ya nos indicaba en su libro, DON PEDRO TORRE-ISUNZA Y DE HITA, (1916): Recuerdos y Datos Históricos de la Ciudad de Don Benito,  confesando  que a principios del siglo XX:


“es uno de los pueblos que mas se ha distinguido por su religiosidad. Sus costumbres esencialmente católicas son llevadas con gran escrupulosidad, exterior como interiormente, pues a todas luces se practican, así como en el hogar doméstico. De aquí, sin duda, el que lo que es tan corriente en otros pueblos, en Don Benito sea tan vituperable, de aquí el que existan desde fecha antigua, tantas asociaciones, hermandades, conferencias y fundaciones particulares, con vida propia, a tal punto llevadas a cabo que, en materia de medio siglo a esta parte, lo gastado en estas fundaciones no bajara de cinco a seis millones lo invertido en las mismas y de aquí también el que haya otras muchas obras, con el mismo fin para realizarse (…)”


Según el Autor, en 1916, “Son muchas las congregaciones religiosas con que cuenta Don Benito: Corte de María; Siervas de María; Corazón de Jesús y Apostolado de la Oración; Terciarias; Nazarenos y Otras.


“La Semana Santa se celebra con gran recogimiento y sólo hay tres procesiones, además de las que se verifican durante el año. (…)”



 
En esta mis línea, años después, escribía DON DELFÍN MARTÍN RECIO (1998), quien fuera Párroco durante más de 50 años, en nuestro templo más emblemático de la ciudad, en su libro “SANTIAGO, una parroquia con historia”:


“Es importante reseñar como desde muy temprano Don Benito se llenó de advocaciones piadosas  y devociones especiales a determinados santos y misterios en la Iglesia. Las Cofradías brotaban en ella, como las amapolas en los trigales de primavera.


Por los años 1600, entre Iglesias, hospitales, ermitas, cofradías y congregaciones piadosas se contaban estas mayordomías: Parroquia, Hospital de San Andrés, Hospital de Santiago, Santísimo Sacramento, Crucifijo, Los Mártires, Ánimas, San Gregorio, San Marcos, san Pedro, La Piedad, Las Cruces, Nuestra Señora de la Iglesia (la Dorada), el Rosario. Catorce mayordomos en total. 


Para un pueblo en formación, como era Don Benito, no sería fácil, encontrar tantos mayordomos y todos idóneos. Dado que la incultura en aquel tiempo era elevada, deberían repetirse los nombramientos en torno a las mismas personas, o que hubiera pocos miembros en cada cofradía. Posiblemente existieron algunas dificultades, porque el año 1636, el Sr. Visitador del Obispado Don Juan de Salazar, por comisión, mandó que las diez cofradías que había en Don Benito se redujeran a cuatro. Quedó la del Santísimo Sacramento, La Cruz, El Rosario y la Piedad. El resto de las mayordomías que sobrevivieran, no se considerarían cofradías sino Hospitales o Uniones Pías.(…)”


Todo ello nos invita a descubrir un pueblo vivo en todos los aspectos, donde nuestros antepasados trataban de dejarnos un legado de costumbres con ánimo de que pudieran perdurar en el tiempo.



En los inicios de la  religiosidad popular, los protagonistas eran los pobres que mezclaban su cultura con la fe cristiana muy profunda, manifestada en la devoción a Jesucristo (en sus misterios, especialmente en la pasión y muerte, en su presencia eucarística, en su corazón...), y en las múltiples devociones a la Virgen María y a los santos protectores. Tales expresiones de fe y amor congregan a multitudes en santuarios, peregrinaciones y fiestas religiosas, las procesiones y rosarios de la aurora, Vía crucis, Humilladeros repartidos a lo largo de la ciudad,  etc…, se suceden en diversos períodos del año, coincidiendo con ciertas onomásticas, la cuaresma o el adviento,


 Procesión de la Buena Muerte - Jueves Santo (Don Benito)


- Valores de la religiosidad popular. 


Como camino para llegar a la plenitud cristiana en la Iglesia católica, encontramos múltiples valores y motivaciones, tanto en la piedad como en la religiosidad popular. Destaca la gran confianza en la providencia de Dios, la búsqueda de seguridad y de salvación, el sentido de la cruz en la vida cotidiana, el desprendimiento, dolor y paciencia para vivir la amistad; las razones para la alegría y el humor ante la dureza de la vida, la capacidad de expresar la fe en un lenguaje total que supera los racionalismos (el canto, las imágenes, los gestos, la danza); el respeto filial a los pastores, en especial al Papa...


- Defectos y carencias.


El más significativo es la exaltación de los medios y la relativización de Dios. El culto a la Virgen o a los santos es para muchos fieles tan acentuado, que sustituye prácticamente al Cristo mediador y al mismo Dios como tú último y absoluto. Ocasionalmente, la falsedad de la comunicación religiosa, la inclinación ritualista y sacramentalista, presencia de motivaciones míticas o de religiosidad cósmica. Ven a Dios como respuesta a todo, destaca el individualismo religioso sobre todo en lo devocional, y su transmisión, casi siempre oral a causa del analfabetismo.



Altar a la Virgen de las Cruces (Iglesia de Santiago -Don Benito)


También sobresale en muchas manifestaciones la superstición, la magia, el fatalismo, la reinterpretación sincretista y el reducionismo de la fe a un mero contrato en la relación con Dios.


- Las devociones, expresión del amor cristiano


La liturgia y todo el pueblo de Dios han rendido culto a Cristo, la Virgen y los santos. A Jesucristo, de manera especial en la eucaristía, en su corazón símbolo de su amor y con la práctica de la reparación por las ofensas recibidas. Y junto a Cristo, la piedad del pueblo popular se ha volcado en la Virgen María en innumerables advocaciones. También ha profesado gran devoción a los santos por su testimonio de vida y por el poder de intercesión. Estas devociones son expuestas de modo muy diferente por los creyentes mediante los ejercicios de piedad o de religiosidad popular. Conviene subrayar que en el fondo de toda auténtica devoción debe estar el amor y no el interés, el comercio espiritual o la simple tradición.

 Foto Disancor: Procesión de San Isidro (Don Benito)



Por todo lo dicho no podemos dejar de valorar en su justa medida a una de esas devociones populares más significativas, como es el desarrollo de la Semana Santa de Don Benito, que puede considerarse como la manifestación pública mas importante de la fe de un pueblo. En ella se combinan factores de todo tipo: culturales, artísticos, históricos, musicales, antropológicos, sociales, ... que no tienen razón de ser sin la celebración de los misterios de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.



Todo este mundo gira en torno a las hermandades y cofradías, asociaciones de fieles que, aunque parecidas entre ellas, cada una de ellas responde a unos orígenes y una personalidad completamente diferente. Hay hermandades con siglos de historia que se fundaron para responder a necesidades sociales de barrios o de gremios. Otras se fundaron sobre la devoción de imágenes o por la necesidad de un templo o parroquia donde desarrollar la misma.



Para profundizar en este vértice del acerbo popular, de la cultura o de la vida de los cofrades; esos que con sus reiteradas acciones y con el cuidado con el que desarrollan su pasión, van asentando su particular estilo de vida y creando “folclore” a través de su devoción; animo a todos los lectores a navegar por Internet, para conocer algo mas de la historia y de la vida de esas devociones religiosas  en Don Benito y su comarca, en las siguientes direcciones y les aseguro que van a descubrir cosas que jamás imaginaron…