Foto Disancor: Don Delfín- Domingo de Ramos en Don Benito
Cuando se ha cumplido un año desde su
fallecimiento; Don Delfín Martín Recio que nos dejaba el pasado 7 de octubre de
2011, con 90 años de edad, para pasar al lado del Padre, este Blog cofrade,
cree necesario que antes de que pase mas tiempo se pueda ensalzar su figura y
su prolífera obra y dedicación a la Iglesia dombenitense.
DATOS BIOGRÁFICOS
A sus 38 años como párroco de la
Iglesia de Santiago hay que unir al menos otros diez más, desde su jubilación
el 27 de octubre de 1996, colaborando y ayudando con su ministerio sacerdotal y
celebrando la santa misa en las ocasiones que fue necesaria su intervención. Los
últimos años antes de su fallecimiento, vivió acompañado de su hermana Celina,
en el Asilo de Ancianos Madre Teresa Jornet, prestando su auxilio, ayuda y
servicio religioso a la comunidad.
“Don Delfín”, como era conocido, hijo
de Joaquín y Concepción, menor de siete hermanos,-seis mujeres y un hombre-,
nació el 23 de diciembre de 1920, en Vallejera de Río Frío (Salamanca), en el
seno de una familia muy religiosa y que
le enseñó a venerar a la Virgen del Castañar, patrona de Béjar.. Con 12 años
elige el camino del sacerdocio y comienza los estudios eclesiásticos en el
Seminario de Plasencia. Debido a los avatares de la guerra civil tuvo que ir
completando sus estudios en los seminarios de Salamanca, Toledo, Coria y
Segovia.
El 25 de mayo de 1944 fue ordenado
sacerdote en Salamanca y después de un breve periodo de paje del Obispo de
Plasencia, Feliciano Rocha y Pizarro que estaba enfermo, fue destinado a
Trujillo, población en la que ejerció de sacerdote por vez primera.
Procesión del Corpus Christi en Berzocana. Don Delfín porta la Custodia
En 1946, fue nombrado párroco de la
iglesia de San Juan Bautista de Berzocana, donde ejerció su misión pastoral
durante once años. En 1957 llegó a Miajadas para sustituir al párroco Juan
Cifuentes que había sido destinado a Don Benito. Este cura, que no había
renunciado a su parroquia, regresó al cabo de un año a su pueblo, hecho que
propició el nombramiento de 'don Delfín' como párroco de la Iglesia de
Santiago.
Delfín Martín llegó a Don Benito en
Junio de 1958 y encontró una iglesia con una gran afluencia de fieles a los
actos litúrgicos, pero con un templo que necesitaba reformas urgentes, sobre
todo, el tejado que tenía vigas de madera carcomidas por las termitas. 'El
albañil de la iglesia', como él mismo se confiesa, emprendió con energía las
reformas. A la vez, ordenó quitar el viejo campanario de la fachada principal y
construir un nuevo frontispicio con una cruz de granito. También se cambió la
ubicación del reloj y se revistió la torre con piedra de granito. Fue
fundamental también su intervención en la reforma de la ermita de las Cruces.
El día de su defunción, los vecinos
del pueblo se mostraron muy conmovidos ante la falta de su párroco que quedará
en su memoria por su gran labor pastoral. En la mañana del 8 de octubre a las
12:00 horas, se celebró la misa funeral en la iglesia de Santiago presidida por
el obispo de Plasencia Monseñor Amadeo Rodríguez, y concelebrada por cuarenta
sacerdotes. Durante la homilía, el Obsipo desatacó las tres grandes facetas que
han caracterizado a Don Delfín:
-1.- Su gran caridad con los pobres.
-2.- El Amor
que sentía hacia la Iglesia y la defensa
que hizo siempre del sacerdocio y
-3.- El amor que demostró siempre a la Patrona de
Don Benito, la Virgen de las Cruces.
SU LABOR EN DON BENITO
Pero además de todo ello, Don Delfín
nos dejó un par de obras literarias para el recuerdo, que son de obligada
lectura para el pueblo de Don Benito: “Santiago: Una Parroquia con historia”, y
“Virgen de las Cruces”, una edición para conocer la historia de nuestra
ancestral y arraigada devoción a la Patrona.
Ya en el años 2010, el 5 de febrero,
el Ayuntamiento de Don Benito rindió un homenaje a nuestro añorado Párroco, y
extractando las palabras expresadas por el Cronista oficial de Don Benito, Don
Diego Soto Valadés, Don Delfín era un castellano afincado en nuestra ciudad, un
sacerdote amante del sacerdocio, de sólida formación teológica y moral y de gran corazón.
Homenaje del Excmo. Ayto. Don Benito 2010
El “albañil de la Iglesia”, como el
mismo se denominaba, por la cantidad de obras que tuvo que afrontar para dotar
a sus fieles de la máxima comodidad dentro de la Iglesia de Santiago, para lo
cual nunca escatimó medios y esfuerzos (lucir el interior del templo, poner
zócalo de granito, quitar los viejos altares laterales, preparar los huecos
donde están hoy ubicadas las imágenes del Cristo de la Buena Muerte y de la
Virgen de los Dolores; reformar el presbiterio, poner calefacción de gasoil;
sustituir el viejo suelo de madera de la iglesia y poner piso de mármol;
adquirir la casa parroquial en la calle Doña Consuelo Torre- Isunza y promotor
de la gran reforma de la Ermita de la Virgen de las Cruces y del vía crucis
hasta ella).
Ermita de la Virgen de las Cruces (Don Benito) -Años 80
Iglesia de Santiago (Don Benito) - Años 60
En su intensa labor pastoral en
nuestra parroquia contó con la ayuda de 6 coadjutores (Don Virgilio, Don
Felipe, Don Alfonso, Don Pedro, Don Jacinto y Don Paco) de los que guardó un
inmejorable recuerdo.
Fue el promotor de los Cursillos de
Cristiandad, Consiliario de las Cofradías del Santísimo Sacramento y del Cristo
de la Buena Muerte, de la Conferencia de San Vicente de Paúl y de la Adoración
Nocturna. Con Cáritas interparroquial siempre tuvo una actitud liberal.
Filántropo para todo aquel que tocaba a su puerta en busca de ayuda, generoso y
desprendido, destinó buena parte de su dinero en las obras de remodelación de
la Ermita de la Virgen de las Cruces. Impartió clases de religión en el IES
Luis Chamizo, enérgico, con carácter y de potente voz, supo estar en armonía
con todos sus compañeros de claustro, y con las corporaciones municipales de su
época.
El tiempo libre lo dedicaba a cazar, a leer los poemas de Gabriel y
Galán, y a ver jugar a su equipo de fútbol preferido, el Atletic de Bilbao.
Como asesor espiritual de la Cofradía
de la Buena Muerte desde 1958, participó activamente en el crecimiento de la
hermandad, con esas cualidades dominantes de su gran personalidad, sabia
prudencia, y obstinado empeño, puestos al servicio de la Cofradía, incluso
viajando a Sevilla junto al Hermano Mayor por aquel entonces, a finales del
verano de 1964, al Taller de Sebastián
Santos para realizar la elección, con
gran acierto, de la Virgen de los Dolores como cotitular de esta corporación.
Don Delfin con la vara de mando de la Cofradía de la Buena Muerte
en una Procesión del Jueves Santo - Don Benito
Suyas son estas palabras expresadas
en su libro sobre la Parroquia de Santiago (1998), que me gustaría extractar
aquí por su relevancia:
“ (…) Año
tras año, sin prisas, pero sin pausas, ha ido cuajando una seria y fuerte
Cofradía, que con espíritu cristiano y noble orgullo va pasando de padres a
hijos, formando una incipiente pero hermosa tradición. Goza ya de un peso
especifico privilegiado entre las Cofradías de Santiago (…)”
“(…) cuida
y mima mucho esta Cofradía sus dos misterios, la Virgen Dolorosa y el Cristo
agonizante en la Cruz. Hay otros Cristos cargados con su cruz por nuestras
calles, o agonizando, que no aguantan más, son los pobres Cristos que llevan la
cruz de su pobreza, su dolor, su soledad, su olvido. Cuando haya en la Cofradía
que nos ocupa un capítulo en sus constituciones y en su vida real, dedicado
estos “Cristos vivientes”, habrá llegado a su PLENITUD”
Por todo ello, y por lo que se haya
quedado en el tintero, vaya desde aquí nuestro mas sentido homenaje y recuerdo, para un hombre bueno, sabio, singular y
que con el paso de los años, se ha demostrado lo difícil que es llegar a su
altura moral y a su valor como pastor de la Parroquia de Santiago, y de la
Iglesia de Don Benito.
Descanse en Paz.