Lo
que hoy es Colegio Claret, tuvo sus inicios en 1.896 con una Preceptoría de
Latinidad con siete alumnos. En el curso siguiente, se comenzó el año
preparatorio de Bachillerato, 1º y 2º del mismo, y en 1.898 se incorporó al
Instituto de Badajoz con 4 cursos y un total de 42 alumnos, todos de Don Benito
y “como los muchachos de los pueblos vecinos llamaban insistentemente a
nuestras puertas, los Superiores afrontaron el tema del Internado”.
Curso 1904-1905
PRIMER INTERNADO CLARETIANO
Después de algunos años de funcionamiento del Colegio y
Semipensionado, se sintió la necesidad de implantar el Internado, para lo cual
se comenzó a construir en 1.903 un nuevo edificio (Patio de Cristales).
Inaugurado en 1.904, tenía capacidad para 54 internos y podía atender a cuantos externos y mediopensionistas acudiesen a la población. Fue el primer Internado de la Congregación de los Misioneros del Corazón de María.
LOS INICIOS
Durante
la etapa de los 8 primeros años, su buen funcionamiento se encontraba limitado
por las estructuras de la Casa-Misión.
Desde
1.904, situado en el nuevo edifico del Patio de Cristales, el Colegio Corazón
de María fue consiguiendo gran incremento, auge y fama, y éxitos muy destacados
en todos los campos.
A partir de la canonización de San Antonio María Claret, algunas obras claretianas cambiaron el nombre de la Titular y Patrona de la Congregación (Corazón de María) por el del Fundador. Por ello, en 1978, el Colegio Corazón de María pasó a denominarse "Colegio Claret".
Desde
los años 90 el Colegio Claret se ha preparado para los nuevos retos y desafíos
con motivo de las reformas educativas. Se han hecho importantes inversiones
económicas, adaptando sus instalaciones a los requisitos exigidos por la Ley,
se ha estructurado el centro y se ha seguido un plan sistemático de formación
del profesorado para responder a las nuevas exigencias con una educación y
enseñanza de calidad.
En los últimos cursos, fiel a su misión educativa cristiana y a su compromiso con la sociedad de ofertar una enseñanza de calidad, el Colegio ha adaptado sus Proyectos Educativo y Pastoral.
Patio de Cristales - Colegio Claret - Don Benito
Con ilusión y esperanza y ya en el siglo XXI, su objetivo es seguir haciendo camino desde la misión compartida con la participación corresponsable y comprometida de todos los estamentos de la Comunidad Educativa (Padres, Profesores, Personal de Administración y Servicios, Alumnos, Antiguos Alumnos y Entidad Titular).
SAN ANTONIO MARÍA CLARET
San Antonio María Claret y Clarà C.M.F. (en catalán: Antoni Maria Claret i Clarà) (Sallent, 23 de diciembre de 1807 - Abadía de Fontfroide, 24 de octubre de 1870), español, arzobispo de Santiago de Cuba y confesor de la reina Isabel II de Borbón. Fundador de la Congregación religiosa católica de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María (Misioneros Claretianos) (Cordis Mariae Filii -C.M.F.-) el 16 de julio de 1849 y, con la venerable María Antonia París de San Pedro, de la Congregación de las Religiosas de María Inmaculada Misioneras Claretianas el 27 de agosto de 1855. Es patrono de estas congregaciones, los claretianos, co-patrón de la Diócesis de Canarias y de los tejedores.
-1.- Vida
Quinto hijo de
Juan Claret y de Josefa Clarà, fue bautizado como Antonio, y
solamente más tarde, en su ordenación episcopal, incluirá el nombre de María en
el suyo por devoción a la madre de Jesucristo. San Antonio María Claret iba con
frecuencia con su hermana Rosa a llevarle flores a una capilla. Trabajó en los
telares de su padre desde los doce años. Ya con diecisiete, su padre lo envía a
la escuela Comercial de La Lonja en Barcelona para apoyar su carrera como industrial
textil. A pesar de su prometedor futuro, después de cuatro años regresa a
Sallent, su pueblo natal, e ingresa en el seminario de Vich con 22 años. Su
primera intención es hacerse cartujo, pero no la llevará a cabo. Se ordenó
finalmente sacerdote en 1835 en Solsona. En 1839 viaja a Roma con la intención
de ingresar en la Propaganda Fide (Propagación de la Fe) y prepararse para
convertirse en misionero, pero un año después regresa a España por motivos de
salud.
De nuevo en
Cataluña, se le confía la parroquia de Viladrau. Viajará mucho por las tierras
catalanas entre 1843 y 1847 hasta que es enviado por el obispado a Canarias. En
1848 fundó la Librería Religiosa, a través de la cual intenta luchar a favor de
la fidelidad a la religión católica dentro del país. En 1849 regresa a Vich,
donde funda la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de
María junto con los sacerdotes Esteve Sala, Josep Xifré, Manuel Vilaró, Domènec
Fábregas y Jaume Clotet y casi inmediatamente recibe la notificación de su
nombramiento como arzobispo de Santiago de Cuba, el 20 de mayo de 1850, a donde
se traslada un año después. Fue consagrado el 6 de octubre de 1850 por Llucià
Casadevall Duran, obispo de Vich, actuando como co-consagrantes Josep Domènec
Costa i Borràs, obispo de Barcelona, y Florencio Costa y Montón, obispo de
Gerona.
En Cuba, con la
madre María Antonia París, fundó el Inmaculado Corazón de María en 1855. En
1856 sufre un atentado durante una visita a Holguín y un año más tarde vuelve a
España al ser nombrado confesor de la reina Isabel II. La reina lo elige
también como protector de la iglesia y del hospital de Montserrat de Madrid, y
en 1859 Presidente de El Escorial. Además ostentará el título, un tanto
honorífico, de arzobispo de Trajanópolis in partibus infidelium (en país
de infieles).
Con motivo de
la revolución de 1868 tiene que exiliarse a París junto con la reina, donde
funda las Conferencias de la Sagrada Familia.
En 1869
participa en la preparación del Concilio Vaticano I, en el que interviene
defendiendo la infalibilidad pontificia. Posteriormente se traslada a la
comunidad que sus misioneros tienen en Prades (Francia), pero tendrá que
refugiarse en la abadía de Fontfroide al ser perseguido por motivo de sus
vínculos políticos con la corte de Isabel II. Allí fallece a los 63 años, el 24
de octubre de 1870. Sus restos mortales se trasladaron a Vich en 1897. Es
beatificado por Pío XI el 25 de febrero de 1934 y canonizado por Pío XII el 7
de mayo de 1950.
-2.- El papel del padre Claret en la España de su tiempo
La biografía
del padre Claret está profundamente influenciada por la historia de la época.
Así, su marcha a Roma en 1839 coincide con el fin de la Primera Guerra
Carlista, en la que Cataluña y su clero apoyan al pretendiente Carlos María
Isidro de Borbón en nombre de Cristo Rey, con la promesa de la vuelta al
foralismo. De igual manera, es destinado posteriormente a Canarias durante el
final de la guerra de los matiners, que prendió en Cataluña después de
la crisis agraria e industrial de 1846 solapándose en el tiempo con el fracaso
del arreglo matrimonial entre Isabel II y el pretendiente Carlos Luis de Borbón
y Braganza, hijo del anterior, y que a veces se denomina Segunda Guerra
Carlista. Antonio Claret era un personaje conocido en Cataluña y de gran
influencia en los feligreses, que acudían a escuchar sus sermones realizados en
su propia lengua, el catalán, incluso desde algún balcón de la plaza pública de
los pueblos que visitaba, al ser las iglesias demasiado pequeñas. Para que
fuera autorizada la predicación en lengua vernácula se dirigió personalmente a
la reina Isabel II diciéndole: "Nosotros predicamos en español y ellos se
condenan en catalán". Su apasionada defensa de la fe despertó sin embargo
oposición por parte de aquellos campesinos que veían en el clero un valedor de
las antiguas estructuras sociales.
Una vez en
Cuba, se ganó la enemistad de muchos ya que predicó la igualdad de los negros y
los blancos, frente a la postura de otros clérigos que toleraban la esclavitud
en ese país. No obstante, en lo demás Antonio siguió siendo un prelado
conservador que creía que Cuba podía ser libre bajo la Corona Española, aunque
intercedió a favor de los insurrectos independentistas de Joaquín de Agüero,
con lo que se valió opositores y simpatizantes en todos los sectores políticos
de la isla. El atentado de Holguín se produce, pues, en este contexto.
En España, el
padre Claret contribuyó en gran medida a revivir el espíritu evangélico en un
país en el que no bastaba el Estado para el mantenimiento de la unidad católica
frente a la difusión de las ideas liberales y reformadoras que empezaron a
asomar en la década de 1830 y parecen triunfar efímeramente en la revolución de
1868. Sin embargo, la influencia del catolicismo pervivirá mediante la presión
y el poder social de la Iglesia y sobre todo mediante la educación católica.
Las giras misioneras de Claret se iniciaron en los tiempos convulsos de la
oposición de los gobernantes liberales a una Iglesia comprometida con el
Carlismo y que ha sido objeto de la desamortización de Mendizábal, de
asesinatos de sus monjes –como en julio de 1835-, la intimidación de sacerdotes
por parte de las autoridades locales y de sacrilegios en los templos por parte
de sectores anticlericales procedentes de la clase obrera. Estas giras tuvieron
un éxito enorme: se decía que se habían vendido más de cuatro millones de
ejemplares de su Catecismo de la doctrina cristiana (1848) (Mariano Aguilar).
-3.- Abadía de Fontfroide.
Desde que es
nombrado confesor de la reina Isabel II en 1857 incita a la aristocracia a
emprender obras piadosas y de caridad recordándoles el peligro de una
revolución social que traería la difusión del ateísmo (Carr, 280). Además se
convirtió en blanco favorito de radicales y liberales por considerarle cabeza
del catolicismo político. Se decía que la reina le tenía ya por santo capaz de
obrar milagros y que bajo su influencia se convirtió en una beata (Carr, p.
280). Como afirma Mariano Aguilar, aconsejó en varias ocasiones a la reina que
eliminase de su gobierno los principios liberales que él consideraba incompatibles
con la enseñanza y los intereses de la Iglesia. Su influencia se sumó a la de
la monja mística sor Patrocinio, también perteneciente al clero cortesano.
Ambos fueron objetos de caricatura en el libro de los hermanos Valeriano y
Gustavo Adolfo Bécquer “Los Borbones en Pelota”.
En 1858 fundó
la Academia de San Miguel, con la finalidad de agrupar las fuerzas vivas de las
artes plásticas, el periodismo y las organizaciones católicas, reuniendo
artistas, literatos y propagandistas católicos de toda España.
-4.- Obra escrita
El padre Claret
se destacó por su actividad catequética también en el mundo del escrito, tanto
en castellano como en catalán. Escribió unas 96 obras propias (15 libros y 81
opúsculos) además de realizar algunas traducciones. Sus libros incluyen el Catecisme
de la Doctrina Cristiana (Dic. 1848 Barcelona, Llibreria Religiosa), Catecismo
de la Doctrina Cristiana (Dic. 1848 Barcelona, Librería Religiosa), Cami
Dret y Segur per Arribar al Cel (1843 Vich, Trullás), Camino recto y
seguro para llegar al cielo (1846 Barcelona, Pla), que alcanzó 185
ediciones, en el que defiende firmemente el papel de la mujer como ama de casa,
Reflexiones sobre la Agricultura ( Publicado en el diario “El Redactor”,
Santiago de Cuba,1854), Sermones de Misión (Varios tomos Barcelona
1857), Colección de pláticas dominicales (Varios tomos Barcelona, 1858),
Pláticas doctrinales (1868), su Autobiografía (Escrita por Claret
entre 1861-1862, en la cual habla de su vida desde su nacimiento hasta cinco
años previos a su muerte en 1870. Publicada por los Misioneros Claretianos en
1915 por primera vez, y se han hecho varias ediciones entre 1951-2008), L´egoísmo
Vinto (Roma, 1869. Traducida posteriormente al castellano en 1981 o Avisos
a un sacerdote (1884).
LOS CLARETIANOS EN ELMUNDO
-1.- La expansión de la Congregación
El generalato
del P. José Xifré duró más de 41 años, desde 1858 a 1899. Cuando empezó su
mandato, la Congregación tenía 1 casa y 10 personas; al morir, el Instituto
contaba con 61 casas y cerca de 1.300 misioneros.
Una vez que se
restauró la monarquía en España en 1875, se pudieron recuperar las casas de las
que fue desposeída por la revolución y comenzó una época de expansión, no sólo
en España sino también en África y América.
Merecen
destacarse las misiones de Guinea Ecuatorial, de Cuba y de México. Los
misioneros desarrollaron una impresionante labor apostólica, cultural y social,
en muchos casos con enormes sacrificios, incluso de la vida de los misioneros.
Baste decir, a modo de ejemplo, que de los 11 misioneros que formaron la primera
expedición a Cuba murieron todos menos dos a los pocos días de llegar a la
isla.
El crecimiento
numérico requería el establecimiento de centros de formación, y con la
expansión se hizo necesaria la reorganización jurídica que permitiera un buen
gobierno.
-3.- La primera mitad del siglo XX
El proceso de
consolidación y expansión fue constante. La Congregación se iba haciendo
presente en otros países y desarrollaba su ministerio de la predicación del
Evangelio, tanto en sus formas tradicionales (misiones populares y los
ejercicios espirituales) como en otras, nuevas para la Congregación (enseñanza
y parroquias). Se fundaron revistas y se abrieron editoriales, todo en
consonancia con la inspiración claretiana del apostolado de la pluma.
No faltaron
tampoco en estos años pruebas y sufrimientos: durante la revolución mexicana
(1927) murió mártir el P. Andrés Solá; y en la guerra de España (1936)
alcanzaron la palma del martirio 271 misioneros - padres, hermanos y
estudiantes -, entre los cuales los 51 Beatos Mártires de Barbastro. En 1949
fueron expulsados de China todos los misioneros claretianos.
-4.- A partir del primer centenario de la Congregación
En 1949 se
celebró el primer centenario de la Congregación, que ya contaba con 2.638
profesos y 160 novicios. La Congregación se había internacionalizado: estaba
presente en 25 naciones, y el Superior General elegido ese mismo año fue un
alemán, el P. Peter Schweiger.
La canonización
del Fundador, Antonio María Claret, el 7 de mayo de 1950, marcó un hito congregacional
histórico. No sólo era el reconocimiento de la santidad de un hombre, sino
sobre todo un respaldo eclesial a la obra de la Congregación.
Gran
importancia tuvo la celebración del Concilio Vaticano II, por lo que supuso
también de renovación congregacional, de profundización en la propia identidad
claretiana dentro de la Iglesia y de nuevo impulso misionero. Este proceso de
renovación se ha ido continuando y reafirmando en los años sucesivos,
simultaneándolo con la expansión de la Congregación en África, Asia y el Este
Europeo. No sólo se han abierto posiciones en nuevos países, sino también
nuevos frentes y actividades pastorales: centros bíblicos, misiones populares
renovadas, servicio específico a los consagrados, compromisos concretos por la
paz, la justicia y la salvaguardia de la creación, presencia entre pobres,
marginados y emigrantes, promoción de medios de comunicación social y del
diálogo interreligioso, fundamentalmente.
En 1999 se han
cumplido los 150 años de la vida de la Congregación de los Misioneros
Claretianos. Garantía de su fidelidad a la misión recibida, a la vez que motivo
de sufrimiento y de gloria han sido el martirio de nuestro hermano filipino el
P. Rohel Gallardo, en mayo del año 2000, las persecuciones, secuestros y todo
género de violencia sufridos en estos años en diversas partes del mundo.
El 31 de
diciembre del 2001 la Congregación contaba con 17 obispos, 2.033 sacerdotes,
257 hermanos, 598 estudiantes profesos y 145 novicios, repartidos por más de 60
países en 451 comunidades.
SEGLARES CLARETIANOS EN LA PARROQUIA DE SAN JUAN
Además de todo lo dicho hemos de destacar la existencia de un Grupo de Seglares Claretianos que se inició en Don Benito a finales del 2008. Juan Carlos Monroy, de EFAL, en calidad de Asesor regional, acompañó a Paco Durán, vocal de formación de Seglares Claretianos, y a Mamen Espejo, antigua coordinadora regional, al encuentro organizado por un grupo de la parroquia San Juan. Tras la presentación de la vida del Movimiento, y un fructífero diálogo, decidieron algunos comenzar su andadura dentro del Movimiento, citándose para sucesivas sesiones.
Monseñor Don Javier Travieso Martín - Claretiano dombenitense - Arzobispo de Trujillo (Perú)
SEGLARES CLARETIANOS EN LA PARROQUIA DE SAN JUAN
Además de todo lo dicho hemos de destacar la existencia de un Grupo de Seglares Claretianos que se inició en Don Benito a finales del 2008. Juan Carlos Monroy, de EFAL, en calidad de Asesor regional, acompañó a Paco Durán, vocal de formación de Seglares Claretianos, y a Mamen Espejo, antigua coordinadora regional, al encuentro organizado por un grupo de la parroquia San Juan. Tras la presentación de la vida del Movimiento, y un fructífero diálogo, decidieron algunos comenzar su andadura dentro del Movimiento, citándose para sucesivas sesiones.