En el día de hoy, el Cuerpo de la Policía Nacional
de Don Benito-Villanueva, celebra la festividad propia de este 2 de octubre,
que la Iglesia Católica dedica a los Santos Ángeles Custodios, para lo cual se celebrará una Eucaristía en la Iglesia de
la Sagrada Familia de la Avenida de Córdoba, en Don Benito.
Gran festividad, cuyo significado ponemos de
manifiesto a continuación:
ORACIÓN
«Ángel santo de la guarda, compañero de mi vida, tú que nunca me
abandonas, ni de noche ni de día. Aunque espíritu invisible, sé que te hallas a
mi lado, escuchas mis oraciones, y cuentas todos mis pasos.
En las sombras de la noche, me defiendes del demonio, tendiendo sobre
mi pecho, tus alas de nácar y oro. Ángel de Dios, que yo escuche, tu mensaje y
que lo viva, que vaya siempre contigo, hacia Dios, que me lo envía.
Testigo de lo invisible, presencia del cielo amiga, gracias por tu
fiel custodia, gracias por tu compañía».
Así de hermosa es la poesía con que dan comienzo
las laúdes de este día. En ella ya se encuentra sintetizada la espiritualidad y
sentido de esta fiesta.
En la S.
Biblia la palabra Ángel significa "Mensajero". Un espíritu purísimo
que está cerca de Dios para adorarlo, y cumplir sus órdenes y llevar sus
mensajes a los seres humanos.
Ya en el siglo II el
gran sabio Orígenes decía: "Los cristianos creemos que a cada uno nos
designa Dios un ángel para que nos guíe y proteja".
Y se basa esta creencia
en la frase del Salmo 90: "A sus ángeles ha dado órdenes Dios, para que te
guarden en tus caminos". Y en aquella otra frase tan famosa de Jesús:
"Cuidad de no escandalizar a ninguno de estos pequeñuelos, porque sus
ángeles están siempre contemplando el rostro de mi Padre Celestial". Y
Judit en la Biblia al ser recibida como libertadora de Betulia exclamaba:
"El ángel del Señor me acompañó en el viaje de ida, en mi estadía allá , y
en el viaje de venida".
En el Nuevo Testamento
es tan viva la creencia de que cada uno tiene un ángel custodio, que cuando San
Pedro al ser sacado de la cárcel llega a llamar a la puerta de la casa donde están
reunidos los discípulos de Jesús, ellos creen al principio, que no es Pedro en
persona y exclaman: "Será su ángel" (Hechos 12, 15).
Ya en el año 800 se
celebraba en Inglaterra una fiesta a los Ángeles de la Guarda y desde el año
1111 existe una oración muy famosa al Ángel de la Guarda. Dice así: "Ángel
del Señor, que por orden de su piadosa providencia eres mi guardián, custodiame
en este día (o en esta noche) ilumina mi entendimiento, dirige mis afectos,
gobierna mis sentimientos, para que jamás ofenda a Dios Señor. Amen.
En el año 1608 el Sumo
Pontífice extendió a toda la Iglesia universal la fiesta de los Ángeles
Custodios y la colocó el día 2 de octubre.
Consejos de un santo:
San Bernardo en el año 1010 hizo un sermón muy célebre acerca del Ángel de la
Guarda, comentando estas tres frases: Respetemos su presencia (portándonos como
es debido). Agradezcámosle sus favores (que son muchos más de los que nos
podemos imaginar). Y confiemos en su ayuda (que es muy poderosa porque es
superior en poder a los demonios que nos atacan y a nuestras pasiones que nos
traicionan).
San Juan Bosco narra que
el día de la fiesta del Ángel de la Guarda, un dos de octubre, recomendó a sus
muchachos que en los momentos de peligro invocaran a su Ángel Custodio y que en
esa semana dos jóvenes obreros estaban en un andamio altísimo alcanzando
materiales y de pronto se partió la tabla y se vinieron abajo. Uno de ellos
recordó el consejo oído y exclamó: "Ángel de mi guarda!". Cayeron sin
sentido. Fueron a recoger al uno y lo encontraron muerto, y cuando levantaron
al segundo, al que había invocado al Ángel Custodio, este recobró el sentido y
subió corriendo la escalera del andamio como si nada le hubiera pasado.
Preguntado luego exclamó: "Cuando vi que me venía abajo invoqué a mi Ángel
de la Guarda y sentí como si me pusieran por debajo una sábana y me bajaran
suavecito. Y después ya no recuerdo más". Así lo narra el santo.
LA VENERACIÓN A LOS ÁNGELES
La existencia de los ángeles está fuera de duda y
siempre la Iglesia los veneró y difundió su culto. San Gregorio Magno llega a
decir esta hipérbole: «En casi todas las páginas de las Sagradas Escrituras
está contenida la existencia de los Ángeles». El Antiguo Testamento habla
repetidas veces de su acción prodigiosa en favor de los hombres: Un ángel avisa
a Lot del peligro que corre Sodoma y el castigo que va a recibir esta ciudad.
Un ángel conforta a la criada de Abrahán, Agar, cuando es despedida y camina
por el desierto. Un ángel socorre al Profeta San Elías y le alimenta con pan y agua
fresca por dos veces cuando huye de la persecución de la reina Jezabel. Un
ángel acompaña y colma de gracia al joven Tobías y a su padre y demás
familiares. Casi todo el libro de Tobías está en torno al arcángel San Rafael.
También en el Nuevo Testamento aparece el ángel liberando a Pedro de las
cadenas y abriéndole la puerta de la cárcel...
En las vidas de los Santos, tanto antiguos, como
Santa Inés, tanto de la Edad Media, como San Francisco de Asís, y, modernos,
como Santa Micaela del Smo. Sacramento, Santa Gema Galgani y San Francisco de
Sales... la presencia del Ángel de su Guarda en sus vidas es como algo
inseparable. Mucho lo vivió también el Beato Manuel Domingo y Sol.
Desde que tenemos uso de razón en nuestros hogares
cristianos se nos infunde la devoción al Ángel de nuestra Guarda y se nos
recomienda que no demos oído al ángel malo que nos instigará al pecado y que
tratemos de oír siempre al Ángel bueno que nos inspirará lo que hemos de hacer
y hemos de evitar.
Es doctrina comúnmente admitida que, al nacer, el
Señor ya nos señala un ángel para nuestra custodia y que cada familia, cada
pueblo, cada nación tienen su propio ángel. El sabio Orígenes ya decía algo
parecido en el siglo III: «Sí, cada uno de nosotros tenemos un ángel que nos
dirige, nos acompaña, nos gobierna, nos amonesta y presenta a Dios nuestras
plegarias y buenas obras».
Santo Tomás de Aquino dividió los Coros angélicos
en nueve categorías diferentes: «Los Serafines, Querubines y Tronos, forman la
augusta corte de la Santísima Trinidad; las Dominaciones presiden el gobierno
del Universo; las Virtudes, la fijeza de las leyes naturales; las Potestades
refrenan el poder de los demonios; los Principados tienen bajo su amparo a los
reinos y naciones; lo Arcángeles defienden a las comunidades menores, y los
Ángeles guardan a cada uno de los hombres».
Los mismos Salmos hablan con frecuencia de los
Ángeles. Jesucristo se refirió en varias ocasiones a la misión de estos
Espíritus purísimos. San Agustín afirmaba en su tiempo que «el Ángel de la
Guarda nos ama como a hermanos y está con una santa impaciencia por vernos
ocupar en el cielo aquellas sillas de que se hicieron indignos los ángeles
rebeldes». ¿Qué hacer nosotros por el Ángel, ya que tanto hace él por nosotros?
Dice el Éxodo: «Respétale y escucha su voz... Si oyes su voz y ejecutas cuanto
te ordene, seré enemigo de tus enemigos».
NUESTROS GUARDAESPALDAS CELESTIALES
¿Quiénes son los ángeles custodios?
Dios ha asignado a cada hombre un ángel para protegerle y facilitarle el camino de la salvación mientras está en este mundo. Afirma a este respecto San Jerónimo: “Grande es la dignidad de las almas cuando cada una de ellas, desde el momento de nacer, tiene un ángel destinado para su custodia”.
En el antiguo testamento se puede observar cómo Dios se sirve de sus ángeles para proteger a los hombres de la acción del demonio, para ayudar al justo o librarlo del peligro, como cuando Elías fue alimentado por un ángel (1 Reyes 19, 5.)
En el nuevo testamento también se pueden observar muchos sucesos y ejemplos en los que se ve la misión de los ángeles: el mensaje a José para que huyera a Egipto, la liberación de Pedro en la cárcel, los ángeles que sirvieron a Jesús después de las tentaciones en el desierto.
La misión de los ángeles custodios es acompañar a cada hombre en el camino por la vida, cuidarlo en la tierra de los peligros de alma y cuerpo, protegerlo del mal y guiarlo en el difícil camino para llegar al Cielo. Se puede decir que es un compañero de viaje que siempre está al lado de cada hombre, en las buenas y en las malas. No se separa de él ni un solo momento. Está con él mientras trabaja, mientras descansa, cuando se divierte, cuando reza, cuando le pide ayuda y cuando no se la pide. No se aparta de él ni siquiera cuando pierde la gracia de Dios por el pecado. Le prestará auxilio para enfrentarse con mejor ánimo a las dificultades de la vida diaria y a las tentaciones que se presentan en la vida.
Muchas veces se piensa en el ángel de la guarda como algo infantil, pero no debía ser así, pues si pensamos que la persona crece y que con este crecimiento se tendrá que enfrentar a una vida con mayores dificultades y tentaciones, el ángel custodio resulta de gran ayuda.
Para que la relación de la persona con el ángel custodio sea eficaz, necesita hablar con él, llamarle, tratarlo como el amigo que es. Así podrá convertirse en un fiel y poderoso aliado nuestro. Debemos confiar en nuestro ángel de la guarda y pedirle ayuda, pues además de que él nos guía y nos protege, está cerquísima de Dios y le puede decir directamente lo que queremos o necesitamos. Recordemos que los ángeles no pueden conocer nuestros pensamientos y deseos íntimos si nosotros no se los hacemos saber de alguna manera, ya que sólo Dios conoce exactamente lo que hay dentro de nuestro corazón. Los ángeles sólo pueden conocer lo que queremos intuyéndolo por nuestras obras, palabras, gestos, etc.
También se les pueden pedir favores especiales a los ángeles de la guarda de otras personas para que las protejan de determinado peligro o las guíen en una situación difícil.
El culto a los ángeles de la guarda comenzó en la península Ibérica y después se propagó a otros países. Existe un libro acerca de esta devoción en Barcelona con fecha de 1494.
Es verdad que los ángeles son muy importantes en la Iglesia y en la vida de todo católico, pero son criaturas de Dios, por lo que no se les puede igualar a Dios ni adorarlos como si fueran dioses. No son lo único que nos puede acercar a Dios ni podemos reducir toda la enseñanza de la Iglesia a éstos. No hay que olvidar los mandamientos de Dios, los mandamientos de la Iglesia, los sacramentos, la oración, y otros medios que nos ayudan a vivir cerca de Dios.
Los Ángeles tienen como misión adorar
a Dios y cumplir sus órdenes. Son portadores de los mensajes de Dios, que eso
significa la palabra ángel.
La creencia en la existencia de los Ángeles y su cercanía protectora junto a
los humanos ha sido mantenida desde antiguo en la Iglesia y celebrada en la
liturgia.
La celebración de la memoria de los
santos Ángeles es ocasión para reconocer y agradecer la invisible pero eficaz
providencia de Dios, siempre cercano a nuestras vidas por medio de estas
criaturas, y para emular de ellos la presteza en el desempeño de su misión a
favor de los hombres, siendo portadores, como ellos, de mensajes de esperanza y
salvación para nuestro mundo.
ORACIÓN AL SANTO ÁNGEL DE LA GUARDA
Ángel
de mi guarda,
mi
dulce compañía,
no
me desampares ni de noche ni de día,
hasta que me pongas en los brazos de Jesús, José y María.
hasta que me pongas en los brazos de Jesús, José y María.
¡ Que así sea ¡