Después de la celebración anual del
misterio pascual de la muerte y resurrección de Cristo, la Iglesia venera con
mayor devoción la memoria de la Natividad del Señor y de sus primeras
manifestaciones.
Al surgimiento de la celebración de
la Navidad han contribuido diversas causas. El 25 de diciembre no es la fecha
histórica del nacimiento de Jesús, sino que fue elegido para suplir en Roma la
fiesta pagana del "Nacimiento del sol invicto" con motivo del
solsticio de invierno, proponiendo a Cristo como luz que ilumina a las
naciones. Por otra parte, los judíos celebraban en estas fechas la fiesta de la
Hanukkah (dedicación), o de las luces, recordando la purificación del templo de
Jerusalén y su iluminación gracias a la victoria de Judas Macabeo (1Mac 4,
36-61), precisamente el día 25 del mes noveno, Casleu, que es nuestro
diciembre. Navidad es también consagración del Cuerpo de Cristo, templo
luminoso de la divinidad.
Ninguna otra fiesta ha sufrido un
proceso de secularización más que esta; todos celebran la Navidad, pero pocos
saben por qué lo hacen. Precisamente es la liturgia cristiana, con todo el
conjunto de celebraciones de estos días, la que puede dar cumplida respuesta a
tanto vacío moral
Primera: Is 52, 7-10; segunda: Heb 1, 1-6; Evangelio: Jn 1, 1-18
La solemnidad del Nacimiento de Jesús se celebra todos los años el 25 de diciembre
La solemnidad del Nacimiento de Jesús se celebra todos los años el 25 de diciembre
La Navidad celebra el acontecimiento del nacimiento de Jesús, Hijo de Dios, nacido de la Virgen María. El nació en Belén de Judá, y sus primeras visitas
fueron las de unos sencillos pastores que encontraron a María y a José y al
Niño acostado en un pesebre. Este acontecimiento nos salva, nos une a Dios, nos revela a
Dios, nos libera.
El ángel da a los pastores un signo, los pastores
van a ver el signo y ven a María, a José
y al recién nacido acostado en el pesebre: dicho de otra forma: La Virgen María es parte del gran signo de la Navidad.
La primera fiesta de Navidad en Occidente
En el siglo 4º, por el
edicto de Milán, el Emperador Constantino hizo cesar las persecuciones y dio
libertad de culto a los cristianos que en ese entonces construyeron basílicas.
La liturgia, entonces, se
empieza a desarrollar. La primera fiesta de Navidad aparece como respuesta a la
crisis arriana a partir del concilio de Nicea.
Navidad, el 25 de diciembre.
Los especialistas no son
unánimes sobre los motivos de la fecha del 25 de diciembre:
- Se celebra a Jesús como
sol de justicia sustituyendo una celebración pagana.
- Se celebra a Jesús 9 meses después de su
concepción, es decir 9 meses después del 25 de marzo, día perfecto. La fiesta
de Navidad está ligada a la fiesta del 25 de marzo, fiesta de la Anunciación
y de la Encarnación. Ese día era conocido antes de la institución de la fiesta de Navidad, que fue
instituida después.
La Navidad
engendra un ciclo litúrgico.
La celebración de Navidad
tiene como primera consecuencia el desarrollo de las homilías y la
contemplación del misterio de María.
La institución de la Navidad en Roma suscita también el desarrollo
del Adviento con las lecturas de la
Anunciación y la
Visitación, y la institución de las fiesta del 1º de
enero, 8 días después de Navidad, de la circuncisión de Jesús y de la
maternidad divina de María.
La Navidad engendra también un ciclo
litúrgico, preparándonos para el Adviento (con himnos, lecturas, relecturas del
Antiguo Testamento) y se prolonga en la
Octava de Navidad con la festividad de la Madre de Dios.
El
sentido de este acontecimiento es
inmenso.
El tiempo de Adviento es un
tiempo litúrgico que nos prepara al rico significado de Navidad, en particular
por medio de sus oraciones.
El día de Natividad continúa siendo valorizada por las
antífonas (pequeños cantos tradicionales), oraciones (cortas plegarias durante
la misa). Es interesante ver cómo las oraciones de hoy se inspiran en las
oraciones de los primeros siglos: el sentido de este acontecimiento nos ha sido transmitido de
generación en generación.
El sentido de este acontecimiento se medita también en las homilías,
especialmente en ciertas homilías que han atravesado los siglos. Descubrimos entonces que se trata del
nacimiento de Jesús, pero también de nuestro propio nacimiento (homilía de San
León Magno) o que se trata de los esponsales de Dios y la humanidad. (Homilía
de San Agustín)
UN CICLO LITÚRGICO
Un ciclo importante del
año litúrgico se nuclea en torno a la festividad de
la Natividad del Señor, fiesta fija, que celebramos el 25 de diciembre,
Navidad.
La Iglesia celebra el
Nacimiento desde el año 336, por disposición del papa san Julio I aunque en
realidad no se sabe con exactitud la fecha del Nacimiento (en cualquier caso
parece ser que fue unos años antes de los que normalmente consideramos) y ni
siquiera si fue o no en invierno. Los orígenes de esta celebración parecen
remontarse a tiempos muy lejanos, teniendo como lugar de inicio la gruta donde
nació Jesús. Sobre esa gruta construye Santa Elena la basílica de la Natividad,
allá por el año 326, colocando el altar encima mismo de la gruta. Se ha venido
afirmando que los cristianos de Roma habían fijado en el Siglo IV la fecha del
25 de diciembre para conmemorar la Natividad del Señor, eligiendo la fecha de
la fiesta civil romana del Sol invicto, fiesta muy popular entre los romanos y
que evocaba la victoria del sol sobre las tinieblas, divinidad que tenía su
templo romano en el Campo Marzo y que el emperador Adriano impuso.
El elegir esta fecha
(solsticio de invierno) tiene un simbolismo. Al acabar el otoño el sol ha
alcanzado su punto más bajo en el horizonte y justamente al comenzar el
invierno comienza de nuevo a levantarse, simbolizando a Cristo, Sol naciente
que con su luz alumbra a la Humanidad a la que ha venido a salvar. Con la
venida de la nueva luz y el nacimiento del Sol (fiesta pagana) los creyentes
celebramos a Cristo, luz que no se apaga jamás y Sol que ilumina a todos los
hombres. Se introduce y generaliza posteriormente la costumbre romana de la
Misa de medianoche (la tradicional Misa del Gallo), que se empezó celebrando en
la basílica romana de Santa María la Mayor (basílica romana erigida como
imitación de la de la Natividad en Belén).
La Navidad es una
celebración entrañable, a la que contribuyó decisivamente la figura de San
Francisco de Asís cuando en el año 1223 hace representar con personajes la
escena de Belén, origen de los actuales belenes y nacimientos, tan arraigados
en la religiosidad popular y que las Parroquias y Cofradías montan con gran
cariño en época navideña. La cena navideña en familia, la asistencia a la Misa
del Gallo y el beso a la imagen del Niño Jesús son elementos muy entrañables y
queridos por el pueblo cristiano.
Hoy en día, sin embargo,
se está dando justo el fenómeno contrario de lo que fue el origen de la
Navidad. Si los primitivos cristianos tuvieron la valentía de "cristianizar"
una fiesta pagana, (inculturación en términos
antropológicos) hoy en día nuestra sociedad secularizada está
"paganizando" una fiesta religiosa, convirtiendo los días navideños
en época de consumo desenfrenado y vacación frívola, perdiendo el sentido de celebración
religiosa.
ORACIÓN A LA NATIVIDAD DEL SEÑOR
A Tí. Señora del
Silencio y de la Espera Serena. A Ti María que siempre estuviste dispuesta a
decir Si a la voluntad de Dios; te pedimos que no dejes de interceder en favor
de tus hijos para que cumplan fielmente la misión que les fue confiada en el
Reino. A Tí Virgen Madre, que concebiste primero en tu corazón y luego en tu
seno virginal a Jesús, haz que nuestras almas se llenen de la Gracia del
Espíritu Santo, como tu vida se llenó de su gracia.
Preséntanos a Jesús, así
como lo presentaste a los pastores y a los reyes, enséñanos el camino hacia El,
ayúdanos a contemplar el gran misterio de su Amor. María Madre Misericordiosa.
ruega por nosotros a Nuestro Señor Jesucristo. ¡Oh Jesús! Ven a vivir en tus
siervos, en el espíritu de tu santidad, en la plenitud de tu poder, en la
verdad de tus virtudes, en la perfección de tus caminos, vence al enemigo con
el poder de tu espíritu para la gloria del Padre.Jesús. hijo de María, tómame
como hijo tuyo. Jesús príncipe de paz, dame tu paz. Jesús, mi redentor,
sálvame. Jesús. mi único Juez. perdóname.
Jesús, pan viviente del
cielo, sé mi comida eterna. Concédeme que en toda necesidad llegue a Tí con
confianza y humildad diciendo: ¡Ayúdame! Cuando me sienta solo y cansado,
cuando fracasen mis planes y esperanzas, cuando me sienta impaciente y me
resulte difícil llevar mi cruz; cuando esté enfermo y mi cabeza y mis manos no
puedan trabajar. cuando otros me fallen...
En todas mis dudas y tentaciones te suplico que tu Gracia me pueda asistir en cada momento y siempre: a pesar de mis debilidades y faltas de toda clase, Jesús ayúdame y no me abandones nunca. Dios, Padre Nuestro que contemplas la Natividad del Señor, concede que la humildad de los pastores, la perseverancia de los reyes, la alegría de los ángeles, la fidelidad de María y la Paz del Niño Jesús, sean tu bendición para nosotros, hoy y siempre.
En todas mis dudas y tentaciones te suplico que tu Gracia me pueda asistir en cada momento y siempre: a pesar de mis debilidades y faltas de toda clase, Jesús ayúdame y no me abandones nunca. Dios, Padre Nuestro que contemplas la Natividad del Señor, concede que la humildad de los pastores, la perseverancia de los reyes, la alegría de los ángeles, la fidelidad de María y la Paz del Niño Jesús, sean tu bendición para nosotros, hoy y siempre.
Amén.
Ambientación Litúrgica
"Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los
hombres que ama el Señor". En una noche oscura los ángeles entonan este
cantar sobre la gruta abandonada, donde la Virgen María da a luz al Hijo
de Dios, hecho hombre. "Os traigo la Buena Noticia: Hoy os ha nacido un
Salvador" anuncia el ángel a los pastores.
Este mensaje celestial revela que Dios vive ya entre los hombres. Dios ha suscitado la aparición luminosa y real de un niño, Hijo del hombre e Hijo de Dios en el corazón del hombre.
Hoy somos nosotros aquellos en los que Dios deposita su amor y tiene su complacencia. Somos los que El quiere y ama. La navidad nos revela a Dios Padre, todo amor, todo gracia.
"Somos la complacencia de Dios".
Jesús, el Niño de Belén, "hace todas las cosas nuevas". Por él el Padre entra en el mundo con la intensidad de su energía creadora. La Virgen María, José, los pastores son las proimicias de la familia de los creyentes. La pobreza de la cuna da el perfil de la desnudez de la cruz. Navidad es la fiesta de la alegría y de la amistad, pues Jesús se encuentra entre los hombres. Navidad une a los separados, acerca a los aislados, consuela a los que sufren. "Su venida ha traído la buena noticia de la paz", que instaura la comunión fraterna, y nos hace a los cristianos artífices de la paz en un mundo susceptible de violencia y muerte. Navidad es para los cristianos fiesta de compromiso solidario en la justicia, la libertad y la paz. Celebrar el nacimiento de Jesús en cada hombre y mujer. Navidad es profundizar valores entrañables para el Evangelio: la familia, la comunicación humana, la fe.