Querido lector, te invitamos a que
vivas con nosotros una de las celebraciones más profundas y arraigadas que
tienen lugar en España. Se trata de la Semana Santa, una conmemoración con
siglos de historia y tradición, en la que se recuerda la pasión y muerte de
Jesucristo. Participe en unos festejos únicos, que le dejarán unas sensaciones
imborrables. Porque en cada región y en cada lugar se viven esos días de profunda
religión, pero también de fiesta, de una forma única y peculiar.
Con la entrada de la primavera, llegará
la Semana Santa, una de las festividades más auténticas, emotivas y con más
siglos de historia que se celebran en España. Las calles de la gran mayoría de
ciudades y pueblos se convierten en escenarios de fervor y devoción religiosa,
en los que se entremezclan el duelo y el recogimiento al recordar la muerte de
Cristo, con la música, el arte, el colorido y la magia de las procesiones,
desfiles solemnes en los que numerosas personas acompañan a las imágenes
religiosas.
Toda España conmemora la Semana
Santa, una celebración que en cada zona y rincón de nuestro país tiene sus
propias características. Esta festividad, además de estar enraizada en el
imaginario popular desde hace siglos, también está muy vinculada con el arte.
Lo demuestran, por ejemplo, las numerosas imágenes religiosas de Jesucristo y
la Virgen, iconos tallados con realismo y maestría por escultores como Juan de
Juni, Pedro Berruguete o Gil de Siloé. Estas obras excepcionales del arte religioso
español, muchas de ellas con más de cinco siglos de antigüedad, salen a la
calle para ser contempladas por miles de personas, que las admiran con devoción
y respeto.
LA SEMANA SANTA DE EXTREMADURA
Extremadura muestra durante la Semana Santa lo mejor de sí misma. Arte recorriendo las calles, rincones
monumentales, tradiciones centenarias, sabores con fundamento, una espléndida
primavera…. suficientes razones para elegir esta región como destino.
- Cáceres vive
este año su Semana Santa de un modo especial, ya que en
2011 fue declarada Fiesta de
Interés Turístico Internacional. Es un aval de su autenticidad y carácter monumental.
La procesión del Cristo Negro, que se celebra en la
medianoche del miércoles, con una talla del siglo XIV recorriendo las
calles del casco histórico, es una de las citas que no deberías perderte.
Por cierto, que un comparador de precios de hoteles ha hecho
un estudio sobre los mejores hoteles de España para ver procesiones de
Semana Santa. Entre los seleccionados en todo el país incluye -en quinto
lugar- el Hotel
Casa Don Fernando, situado en plena plaza Mayor de Cáceres.
- La monumentalidad de Mérida también distingue
su Semana Santa. Ver cómo
desfilan procesiones junto a monumentos romanos te garantiza estampas
únicas. Te recomiendo dos momentos: la procesión de la Cofradía Infantil de Nuestro Padre Jesús
de Medinaceli en el entorno del Templo de Diana, que se celebra la noche
del lunes; y el Vía Crucis
que se realiza con la imagen del Santísimo Cristo de la O después de la
medianoche del miércoles en el Anfiteatro
Romano.
- Badajoz, como Mérida, celebra una Semana Santa
declarada de Interés Turístico
Nacional. Entre las numerosas procesiones déjame que te
recomiende el jueves la de la Virgen
de la Soledad, patrona de Badajoz, con una talla del siglo
XVII procedente de Nápoles.
- Los Empalaos
de Valverde
de la Vera (Cáceres), una de las celebraciones de Semana Santa más auténticas,
se celebra desde finales del siglo XVI. Este rito penitencial, realizado
cada madrugada de Viernes Santo, se revive con el mismo realismo y respeto
que hace siglos. Además de ser testigo de este acto, puedes conocer mucho
más sobre esta centenaria tradición si visitas el Museo de los Empalaos.
- Desde hace pocos años también puedes ver la
penitencia de los Empalaos a cientos de kilómetros hacia el sur, en Jerez de los Caballeros, durante
la noche del lunes. Esta localidad, declarada Conjunto Histórico Artístico,
merece una visita por sí misma en cualquier época del año. Además si
decides llegar estos días disfrutarás de unas estampas únicas, sobre todo
en la madrugada del Viernes Santo.
- Casi junto Portugal, Oliva de
la Frontera (Badajoz) celebra una Pasión Viviente multitudinaria.
Más de 300 vecinos interpretan el Jueves y Viernes Santo los últimos
momentos de la vida de Jesucristo. Aunque realmente todo el pueblo está
implicado de una u otra manera en esta representación, hasta el punto de
merecerse la declaración de Fiesta de Interés Turístico Regional.
- Llegado el domingo de Pascua, te recomiendo que visites Villanueva
de la Serena (Badajoz). Allí celebran ‘La Carrerita’, una peculiar
procesión del encuentro, ya que ante la expectación y el bullicio de miles
de personas, el paso que porta a la Virgen corre literalmente hasta donde
se encuentra Jesucristo Resucitado. Un momento que sobrecoge a
villanovenses y visitantes.
- El Domingo
de Resurrección también es uno de los días grandes
del calendario festivo en Trujillo, celebran el Chíviri. La Plaza Mayor de
esta localidad cacereña se queda pequeña ante la afluencia de miles
de personas, vestidas con trajes típicos. La tradición se impone y es
obligado bailar y cantar el estribillo de su canción más popular: “¡Ay! Chíviri, chíviri, chíviri, ¡ay! Chíviri,
chíviri, chon”.
- Si el Lunes de Pascua quieres seguir
disfrutando de fiestas tradicionales, en Extremadura tienes varias
posibilidades. Es el caso de Campanario
(Badajoz) donde celebran la Romería
de la Virgen de Piedraescrita, en una ermita
del siglo XV. Actualmente uno de los principales atractivos de esta
fiesta, una de las más multitudinarias de la comarca de la Serena, es el
concurso de Carrozas que tiene una enorme participación.
- Desde 1229, los vecinos de Arroyo
de la Luz (Cáceres) celebran la festividad de
su patrona los Lunes de Pascua. El calendario festivo incluye desde
primera hora de la mañana procesión y actos religiosos, aunque el momento
álgido es entorno al mediodía cuando jinetes, solos o en parejas, se lanzan en veloces carreras por la céntrica
calle de La Corredera, ante el bullicio de miles de
personas.
Además de todas
estas citas, que tienen reconocido el título de interés turístico, hay otros muchos focos que merecen atención durante
la Semana Santa extremeña, como las procesiones de Plasencia o Trujillo, localidades que también combinan el
atractivo de sus pasos con la belleza monumental de sus calles; o la Pasión Viviente de Torrecilla de los Ángeles (Cáceres),
que se repite cada Jueves Santo.
TURISMO DE PRIMAVERA
La Semana Santa y el mes de abril suele ser un mes bueno para el turismo interior y para el movimiento de personas. Este mes, se producen unos 17,3 millones de viajes, en dónde el 92% corresponden a viajes interiores. En el acumulado de marzo y abril, para corregir el efecto Semana Santa, el crecimiento es del 5% respecto del 2010 para acá. Pero estos datos, tienen dos lecturas significativas, mucho coche y a pasar los días fuera a casa de los amigos y familiares.
La mayoría de las pernoctaciones fuera de casa suelen ser en casas de familiares o amigos, con lo que volvemos al turismo casero frente el turismo de hotel. Viajar al pueblo para vacaciones es una tesitura usual o incluso, el turismo de “en tu casa o en la mía” antes que pasar las vacaciones fuera. La crisis pasa factura y sólo el 22% de las pernoctas pueden llegar a ser en hotel.
Los destinos turísticos españoles siguen siendo los
habituales, con origen y destino en
Andalucía, Cataluña y Madrid, destacando estos sitios como los
principales proveedores de turistas y destinos para las vacaciones de Semana
Santa. Por otra parte, los hoteles no se han resentido en estas vacaciones por
le repunte final del turismo extranjero durante la Semana Santa consolidando el
crecimiento del turismo durante los primeros meses del año en un 8,7% hasta los
12.627 millones de euros con origen fuera de nuestras fronteras.
SEVILLA: EL EJEMPLO A SEGUIR
La Semana Santa es la fiesta grande de Sevilla. Una celebración que
alcanza una intensidad, tanto estética como espiritual, única en su estilo.
Declarada Fiesta de interés turístico
Internacional.
Entre el Domingo de Ramos y el de Resurrección
salen a la calle cerca de sesenta
cofradías que dan vida a la pasión y muerte de Cristo. Es de
gran tradición que a las distintas cofradías, en diferentes partes del
recorrido, se les cante un palo del flamenco llamado saeta.
Considerada como auténtico arte, a la par que motor de una profundo
sentimiento espiritual, la Semana Santa en Sevilla constituye un fenómeno
complejo y, en ocasiones, paradójico. La causa de esto es un fenómeno
auténticamente popular en el que participa el pueblo entero, sin distinción de
clases, pero que es a la vez religiosa y artística, seria y jubilosa, sencilla y
voluptuosa.
En definitiva, la Semana Santa sevillana no es sólo
una fiesta católica con más de cuatrocientos años de tradición, sino la
síntesis de toda una cultura centrada en el
placer de los sentidos y la esencia del ser humano.
Momentos de interés
Al llegar a Sevilla en Semana Santa, uno debe,
sólo, dejarse seducir por sus propios sentidos, respirar el aroma sutil que
impregna la ciudad, que es mezcla, en el aire, del incienso, un incienso diferente y único, acaramelado, y
del perfume de azahar.
El visitante ha de emocionarse con el canto sentido
y profundo de una saeta o con el silencio de una multitud que discurre por las
calles como si de ríos se tratase y que siempre nos conducirá, si la seguimos
al discurrir de alguna cofradía, a una salida, o a su recogida.
Para ver mejor las imágenes y los pasos es mejor
buscar zonas alejadas de la carrera oficial, por donde pasan obligatoriamente
todas las cofradías, camino de la catedral. La luz tenue de los cirios nos
permitirá ver acentuado el barroquismo de algunas imágenes, ya de por sí
expresivas y convulsas como la del Cachorro,
y que es para muchos una obra cumbre en la representación de la agonía de
Cristo. Es quizás ese día, Viernes
Santo, y junto al Sábado,
el mejor momento para disfrutar de Sevilla. Después, tras la multitudinaria “madrugá”, los días son más
relajados, pero aún llenos de momentos emotivos, de arte efímero único.
Evidentemente, si utilizamos el argot colegial, “necesita mejorar”, y ciertamente, queda lejos ese “progresa adecuadamente”.
Cada año que pasa, se nos brinda una
oportunidad para ir dotando de mayor profesionalidad la actividad de las
cofradías en esos siete días cruciales, en los que tanto carencias como
virtudes, afloran con más fuerza a los ojos de los dombenitenses y turistas.
Un año después, sigo convencido de que ni el Ayuntamiento, ni la Junta de Cofradías, ni las propias Hermandades y hermanos, son conscientes del valor que tiene la Semana Santa, no ya como vehículo de catequización pública, sino como elemento cultural donde el arte se nos muestra en todo su esplendor, a través de la imaginería, la música, la luz y el color, el silencio sobrecogedor, etc…; como elemento de la devoción popular con tintes de folclore bien entendido; pero además, como reclamo para el turismo.
Este último, es un sector, realmente
por explotar en nuestra ciudad, donde no son muchos los elementos que lo pueden
conformar, pero si deberían tener la capacidad para generar visitantes ávidos
de sentarse a observar lo que tenemos que ofrecerle. No hemos de obviar que la
existencia del Museo Etnográfico, la Casa de la Cultura, la ruta Ecoturística
por Doña Blanca, las Fiestas de los Barrios, o la Feria de Septiembre, la Velá,
etc…, son a día de hoy, el máximo exponente de la actividad turística de
nuestra ciudad pero a ello habría que
sumarle una Semana Santa mas cuidada y mejor articulada por todos: cofrades y
no cofrades, religiosos y seglares, párrocos y autoridades.
El problema sigue estando "dentro de casa". Incultura cofrade, intolerancia a nuevos movimientos, acomodación de costumbres mal articuladas y relajación de las pocas que se hacen bien. Esto es el exponente de una asombrosa falta de ilusión, y de un exceso de protagonismo de determinados rectores de nuestras hermandades, que buscan mas el pasar a la posteridad de la historia de su hermandad, que trabajar de forma eficaz por asentar su futuro, tanto económico como devocional. Demasiado miedo por dejarse aconsejar, demasiada falsa sonrisa y palmadita en la espalda, lastran la ilusión de los jóvenes cofrades, que están convencidos de que hay otra manera de hacer las cosas. Cuando las trabas personales y las envidias que torpedean el potencial de nuestra semana mayor, desaparezcan por completo, podremos darle su sitio a la vida cofrade local. Hace falta un gran lavado de cara para dejar de hacer siempre lo mismo. De justicia es reconocer, el esfuerzo que desde la Concejalia de Turismo se hizo el año 2012, para hacer la primera exposición cofrade en el Museo Etnográfico y la Carrera Oficial.
No obstante este esfuerzo, no se ve respaldado por una sólida Junta de Cofradías, donde todos tengan cabida,toda clase de opiniones e ilusiones. Es momento de darle el testigo a los que realmente quieren a la Semana Santa de Don Benito, mas allá de un mero protagonismo, limitado a varios días del año. Esta actividad no se desarrolla en 7 días, es un trabajo que merece respeto y dedicación. Cuando pongamos orden en ello, podremos elaborar un completo y atractivo programa de actividades, donde mostrar al turista no solo las salidas procecionales, los pasos e imagenes, los cultos internos y externos, la exaltación de la Saeta, etc..., sino también algo de historia y cultura, gastronomía típica de Cuaresma, turismo de campo y de ciudad, y en definitiva, podremos hacer de la Semana Santa, otra seña de identidad de Don Benito....