En ocasiones centramos el estudio de la Semana Santa, tanto a nivel artístico, teológico, como eucarístico, en torno a la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, y olvidamos la figura de María, y el sufrimiento que como madre de Jesús, padeció por comprobar que se iban cumpliendo las escrituras y el fin por el cual fue concebido su Hijo. Quiero dedicar esta entrada de la Cuaresma, a ensalzar su imagen y el papel que desempeña en la razón de ser de la pasión de Cristo.
María, bajo las distintas advocaciones con las que le prestamos culto y devoción: Dolores, Soledad, Esperanza, Angustias, Mayor Dolor y Traspaso, Lagrimas y Favores, Ángeles, Estrella, Desamparados, Rosario, Siete Dolores, Madre de la Iglesia, Tristezas, etc…; no es una simple espectadora o un personaje extra en la obra de la redención. Ella ha colaborado, de manera singular y activa, estrechamente asociada a la obra de su Hijo, incluida su Pasión y su muerte. La fe y la respuesta de María al Plan de Dios en Cristo la hacen protagonista y la implican de lleno en la obra de la salvación.
Toda la vida de la Santísima Virgen ha estado claramente al servicio del Hijo de Dios y de su misión. Cuando María da su consentimiento de fe a la llamada del ángel, acepta colaborar, plenamente en la totalidad de la obra de la redención de la humanidad. Su respuesta y su compromiso son. conscientes; no pone condiciones, sino que se entrega al servicio de la misión que Dios le pide y en consecuencia, asume todos los riesgos, tales como el dolor, el sacrificio, el sufrimiento.
Seguimiento de Cristo pasando por la cruz:
La profecía de Simeón con ocasión de la presentación del niño Dios en el Templo: "una espada traspasará tu corazón" (Lc.2,35) encontrará su pleno cumplimiento en la cruz de Cristo, junto al cual la encontramos, de pie, en el momento del calvario (Jn. 19,25-27). Pero las penas y dolores de María no se limitan a unos cuantos momentos. Ella sufre porque la salvación mesiánica implica una globalidad de acciones y respuestas que incluyen el sacrificio y la muerte para la redención humana y ella las ha asumido todas a la manera . como las aceptó su Hijo: "Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad". "He aquí la esclava del Señor" (Lc. 1,38).
El misterio del dolor de la Virgen María hace parte en conjunto del Plan de salvación del Padre Dios el cual comprende también el misterio de la resurrección, de la misión apostólica y la obra de la Iglesia.
El dolor de María es consecuencia, como en el caso de su Hijo, del pecado de la humanidad. María también nos revela el sentido del dolor cristiano. Nos revela el misterio salvífico del sufrimiento, juntamente con el significado y amplitud de la solidaridad humana.
"Como Cristo cargó sobre sí nuestros sufrimientos, se echó a cuestas nuestros dolores (Is. 53,4), así también ella sintió el peso de los dolores del parto por una maternidad inmensa que regenera en Dios. El sufrimiento de María, nueva Eva, al lado de Cristo, Nuevo Adán, fue y es el camino real de reconciliación en el mundo" (Juan Pablo II, Discurso del 1 Abril de 1984).
El cuadro que antecede a esta entrada el Blog, representa el pasaje de la Crucifixión de Cristo por un maestro anónimo, para el Castillo de Pahl (hacia 1410), hoy en el Museo Nacional de Baviera, Múnich. Se trata de un ejemplo de «Stabat Mater» en las artes plásticas.
Stabat Mater (en latín Estaba la Madre) es una secuencia católica del siglo XIII atribuida a Inocencio III y al franciscano Jacopone da Todi. Esta plegaria que comienza con las palabras Stabat Mater dolorosa (estaba la Madre sufriendo) medita sobre el sufrimiento de María, la madre de Jesús, durante la crucifixión.
Es una de las composiciones literarias a la que más se le ha puesto música; cerca de 200 artistas diferentes. Múltiples compositores de distintas épocas, géneros, estilos y visión musical han compuesto por este texto medieval. Entre los compositores se encuentran Giovanni Pierluigi da Palestrina, Joseph Haydn, Alessandro Scarlatti, Domenico Scarlatti, Antonio Vivaldi, Rossini, Giacomo Meyerbeer, Franz Liszt, Antonín Dvořák, Karol Szymanowski, Francis Poulenc, Josef Rheinberger, Krzysztof Penderecki, Salvador Brotons, Arvo Pärt, Pilar Jurado, Karl Jenkins siendo las más reproducidas las versiones de Giovanni Battista Pergolesi y Gioachino Rossini.
En las artes plásticas, el llamado «Stabat Mater» es un tema cristiano que representa a María, madre de Jesús, durante la crucifixión de su hijo. En este tipo de representaciones, María se encuentra de pie, a la derecha de Jesús (es decir, a la izquierda del cuadro), mientras que Juan el Apóstol, también de pie, se representa a la izquierda del crucificado.
1.Versión latina medieval
Stabat Mater dolorosa
Iuxta crucem lacrimosa,
Dum pendebat filius.
Cuius animam gementem
Contristantam et dolentem
Pertransivit gladius.
2.
O quam tristis et afflicta
Fuit illa benedicta
Mater unigeniti
Quae maerebat et dolebat.
Et tremebat, cum videbat
Nati poenas incliti.
3.
Quis est homo qui non fleret,
Matrem Christi si videret
In tanto supplicio?
Quis non posset contristari,
Piam matrem contemplari
Dolentem cum filio?
4.
Pro peccatis suae gentis
Jesum vidit in tormentis
Et flagellis subditum.
Vidit suum dulcem natum
Morientem desolatum
Dum emisit spiritum.
5.
Eja mater fons amoris,
Me sentire vim doloris
Fac ut tecum lugeam.
Fac ut ardeat cor meum
In amando Christum Deum,
Ut sibi complaceam.
6.
Sancta mater, istud agas,
Crucifixi fige plagas
Cordi meo valide.
Tui nati vulnerati
Tam dignati pro me pati,
Poenas mecum divide!
7.
Fac me vere tecum flere,
Crucifixo condolere,
Donec ego vixero.
Juxta crucem tecum stare
Te libenter sociare
In planctu desidero.
8.
Virgo virginum praeclara,
Mihi jam non sis amara,
Fac me tecum plangere.
Fac ut portem Christi mortem,
Passionis eius sortem
Et plagas recolere.
9.
Fac me plagis vulnerari,
Cruce hac inebriari
Ob amorem filii,
Inflammatus et accensus,
Per te virgo sim defensus
In die judicii.
10.
Fac me cruce custodiri,
Morte Christi praemuniri,
Confoveri gratia.
Quando corpus morietur
Fac ut animae donetur
Paradisi gloria.
Amen.
1.Traducción literal
Estaba la Madre dolorosa
junto a la Cruz, llorosa,
en que pendía su Hijo.
Su alma gimiente,
contristada y doliente
atravesó la espada.
2. ¡Oh cuán triste y afligida
estuvo aquella bendita
Madre del Unigénito!.
Languidecía y se dolía
la piadosa Madre que veía
las penas de su excelso Hijo.
3. ¿Qué hombre no lloraría
si a la Madre de Cristo viera
en tanto suplicio?
¿Quién no se entristecería
a la Madre contemplando
con su doliente Hijo?
4. Por los pecados de su gente
vio a Jesús en los tormentos
y doblegado por los azotes.
Vio a su dulce Hijo
muriendo desolado
al entregar su espíritu.
5. Ea, Madre, fuente de amor,
hazme sentir tu dolor,
contigo quiero llorar.
Haz que mi corazón arda
en el amor de mi Dios
y en cumplir su voluntad.
6. Santa Madre, yo te ruego
que me traspases las llagas
del Crucificado en el corazón.
De tu Hijo malherido
que por mí tanto sufrió
reparte conmigo las penas.
7. Déjame llorar contigo
condolerme por tu Hijo
mientras yo esté vivo.
Junto a la Cruz contigo estar
y contigo asociarme
en el llanto es mi deseo.
8. Virgen de Vírgenes preclara
no te amargues ya conmigo,
déjame llorar contigo.
Haz que llore la muerte de Cristo,
hazme socio de su pasión,
haz que me quede con sus llagas.
9. Haz que me hieran sus llagas,
haz que con la Cruz me embriague,
y con la Sangre de tu Hijo.
Para que no me queme en las llamas,
defiéndeme tú, Virgen santa,
en el día del juicio.
10. Cuando, Cristo, haya de irme,
concédeme que tu Madre me guíe
a la palma de la victoria.
Y cuando mi cuerpo muera,
haz que a mi alma se conceda
del Paraíso la gloria.
Amén.