jueves, 22 de marzo de 2012

EL TRIUNFO DE LO SENCILLO



Con la inauguración de la Iglesia de la Sagrada Familia, el 19 de marzo de 2012, por nuestro Obispo de Plasencia, este templo perteneciente a la Parroquia de Santa María del Consuelo, de Don Benito; que se encuentra situado en la confluencia entre la calle Matachel y la Avenida de Córdoba, se cumplen para los católicos de la ciudad varias expectativas.

Por un lado, al igual que sucediera en su día, con la Iglesia de la Piedad, dependiente de la Parroquia de San Sebastián, se presta un servicio religioso a un barrio alejado del Centro, donde poder acudir a la Eucaristía sin necesidad de desplazarse mas allá, facilitando el trabajo Pastoral y de catequesis con niños, jóvenes y mayores, con la pretensión de ser en su día una Parroquia independiente. Para ello cuenta con unas magnificas instalaciones que sin duda contribuirán a fomentar toda actividad planificada por su parroquia matriz de Santa María.

Al margen de ello, y teniendo en cuenta que su emplazamiento lo sitúa en una zona de la ciudad no menos necesitada de evangelización, se antoja necesaria la labor social, asistencial y de caridad a favor de los mas desprotegidos por nuestra sociedad.

A ello también tiene la convencida intención de contribuir, la nueva Asociación Parroquial del Santísimo Cristo de la Oración en el Huerto, Nuestra Señora del Rosario en sus Misterios Dolorosos y Beata Madre Matilde Téllez; que ha surgido en el seno de este barrio al calor de la Parroquia de Santa María. Acogido con cariño por su Párroco, Don Juan Manuel y por Don Jesús, como sacerdote responsable del nuevo templo, son benefactores de un proyecto sencillo, surgido con mucha ilusión y con muy buena voluntad.

Si es cierto que la fe mueve montañas, no lo es menos que el Señor, que sabe donde pone su mano, bendice una ubicación digna para su imagen, donde se podrá rendirle culto y crear devoción, no solo a los vecinos de su barrio sino a toda su ciudad. En la Iglesia de Santiago, tuvo su primera casa, y las circunstancias mas humanas que divinas, dieron lugar a ese cambio de lugar, para quedarse definitivamente en esta Sagrada Familia que le abrió sus puertas.

Sin mayores pretensiones que las de continuar con esa catequesis pública en nuestras calles y plazas, su obra social cercana a otros problemas no menos dignos de atender como la violencia de género, el alcoholismo o la drogadicción, viene el Señor de la Oración a llamar a nuestras almas para rogar por nosotros, para salir a Don Benito cada noche de Lunes Santo, a escenificar ese Getsemaní donde sudó sangre por entender que el cáliz de la pasión no podía ser apartado, por que así era la voluntad de su padre Dios.

No apartemos los cristianos y cofrades este cáliz, acompañemos con sacrificio sincero al Señor en su caminar, y oremos por el buen fin que implica un nuevo punto de evangelización y encuentro en nuestra ciudad, y una futura Cofradía de Penitencia que nos llama a todos a empeñar nuestro trabajo e ilusión.