Como bien conocéis mi gusto por todo lo que viene de Híspalis en estas fechas, también lo es el amor hacia un postre humilde pero exquisito, a la atura del paladar capillita mas exigente. Ese no es otro que el de las torrijas.
Sevilla es una ciudad que ama las tradiciones pero abraza la innovación sin complejos, especialmente en lo referente a la gastronomía. Durante la primavera, no solo las plantas florecen en la ciudad, también lo hacen los numerosos obradores, cafeterías y pastelerías. Su fruto es muy dulce y viene en forma de pestiños, merengues, tejas de almendra, piñonate o las deliciosas torrijas. Son los llamados "Dulces de Cuaresma", que permanecen con nosotros casi hasta la llegada del calor veraniego.
Las torrijas, dulces de Cuaresma por antonomasia, ya se consumían durante el Imperio Romano y reciben diversos nombres según el país en el que nos encontremos: En Alemania las denominan ‘Arme Ritte’r (caballeros pobres), en Francia ‘Pain Perdu’ (pan perdido) y en Inglaterra ‘poor knights of Windsor’ (pobres caballeros de Windsor). Sea como fuere, la necesidad de aprovechar los pedazos de pan sobrantes, es el origen de esta milenaria receta.
Las torrijas son un postre sencillo pero sabroso, especialmente popular en Sevilla, del que hay tantos modos de elaboración como familias sevillanas. Cada unidad familiar les da su toque personal, algunas las rocían de canela, otras las cubren de chocolate, otras las empapan en vino dulce…los hay quienes incluso incorporan el aroma de la ya inminente Feria de Abril y les añaden un buen baño de manzanilla o fino.
Y hasta en la manera de hacer torrijas, hay varios bandos. Están los partidarios de usar pan de molde y los que defienden a ultranza la textura del pan tradicional. También se ‘discute’ si su sabor mejorará con vino o con leche o si es mejor la torrija ‘mini’ o la de tamaño habitual… y la cuestión fundamental: ¿torrija tradicional o torrija innovadora?
Estas son las torrijas clásicas de Sevilla, con pan cuadrado y gordito, especial para torrijas, se hacen de vino o leche
Ingredientes:
1 barra de pan de molde especial para torrijas (suele ser un pan mas apretao)
1 l de leche
350 gms de miel
200 grms de agua
Canela en rama o en polvo
Corteza de limón
2 huevos batidos
Aceite para freír
Elaboración:
Esto se hace todo muy rápido así que hay que tenerlo a mano con antelación
Primero se hierve la leche con canela en rama o en polvo y la corteza de limón, se deja templar bastante
Por otro lado se pone en un cazo a hervir la miel con el agua, la canela en rama y otra corteza de limón, en este he sustituido la corteza por unas gotas de extracto de limón, tiene que quedar una melaza ligerita y se reserva caliente
Calentar el aceite y poner 2 bols, el primero con la leche, el segundo con huevo batido
Meter las rodajas de pan primero en leche hasta que absorban bien, escurrir y pasar por el huevo batido y freír en abundante aceite, pasar a una fuente con papel absorbente, hay que hacerlo en tandas y poco a poco cuidando que el aceite no coja mucha temperatura.
Cuando ya estén todas poner a calentar de nuevo el cazo con la miel y enmelar las torrijas empujando con la espumadera hacia dentro para que cale bien el almíbar
Pasar a una fuente plana y colocarlas, con el almíbar restante regar las torrijas e ir consumiéndolas de abajo a arriba para que se vayan empapando bien.
Como la Semana Santa calabazona es la que nos ocupa por estos lugares de la red, dejo para otro día, por la importancia que merece, la entrada relativa a los dulces de Cuaresma, típicos de nuestra tierra, y a este lado de las vegas altas del Guadiana.