domingo, 20 de enero de 2013

SAN SEBASTIÁN: EL MARTIRIO DE UN CRISTIANO





San Sebastián

 Imagen de San Sebastián (Don Benito)


En un día como hoy, es de obligado cumplimiento acordarnos de San Sebastián. el Santo que da nombre a un barrio emblemático de nuestra ciudad, y cuyas fiestas populares y religiosas celebramos en estas fechas. Aunque la Iglesia está dedicada a los Santos Fabián y Sebastián, en el reconocimiento popular de su barrio y de Don Benito, ha prevalecido la advocación de San Sebastián, que tiene atribuido en la veneración de la Iglesia Universal el patronazgo contra las pestes y enfermedades contagiosas.

 Fachada Antigua

La Iglesia de los Santos Fabián y Sebastián es la más antigua en construcción y dedicación al culto de las existentes en Don Benito. En su estructura original data de finales del siglo XIV. 

En el lugar y las proximidades de ésta que se historia, existen indicios de otro templo o ermita anterior. En la fachada norte, debajo de la ventana, se encuentra embutida en el muro una portada de puro estilo románico. Y el hallazgo de restos arqueológicos y enterramientos romanos en los alrededores denotan la existencia de un hábitat romano. 

La Iglesia de los Santos Fabián y Sebastián de Don Benito está asentada en la cima de una pequeña colina de roca caliza, y desarrolla su planta de saliente a poniente sobre una superficie rectangular de 300 metros cuadrados, 25x12, con sacristía y patio anejos. Es originariamente de estilo románico y estuvo cubierta de artesonado, sustituido a mediados del siglo XIX por las bóvedas de ladrillos actuales, que dividen su longitudinalidad en cuatro cuerpos o naves transversales, más otra menor que ampara el presbiterio, enmarcadas por arcos de medio punto apoyados en pilares interiores. 




El cuerpo o nave que sigue a la parte presbiteral, es una bóveda cupulada que descansa en pechinas, de 4 metros de altura y rematada en linterna. Las tres bóvedas contiguas son de arista o crestería truncada. En 1.948, con el objeto de ampliar la capacidad de la Iglesia, se construyó el coro alto de la parte posterior. 

 


El imparable desarrollo demográfico de Don Benito, especialmente a partir de la Guerra de la Independencia, hizo que se crearan nuevas parroquias (la de Santiago y la de Santa María y San Gregorio) y esta de San Sebastián fue erigida como tal por decreto del Obispo de Plasencia Don Pedro Casas y Souto, de 1 de Julio de 1.896. 

El censo actual de la Parroquia de San Sebastián es de unos 5.000 feligreses. Desde su fundación la han servido, en calidad de párrocos, regentes y coadjutores, 23 sacerdotes. En la actualidad el párroco es Don Santos Hernández Rodríguez. 




Procesión de San Sebastián años 70: Foto Disancor


Procesión de San Sebastián 2011


VIDA Y LEYENDA DE SAN SEBASTIÁN


San Sebastián, mártir

San Sebastián es un santo venerado por la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa. Fue soldado del ejército romano y del emperador Diocleciano, quien -desconociendo que era cristiano- llegó a nombrarlo jefe de la primera cohorte de la guardia pretoriana imperial.

Nació en Narbona (Francia) en el año 256, pero se educó en Milán. Cumplía con la disciplina militar, pero no participaba en los sacrificios paganos por considerarlos idolatría. Como cristiano, ejercitaba el apostolado entre sus compañeros, visitando y alentando a otros cristianos encarcelados por causa de su religión. Acabó por ser descubierto y denunciado al emperador Maximiano (amigo de Diocleciano), quien lo obligó a escoger entre poder ser soldado o seguir a Jesucristo.

 


El santo escogió seguir a Cristo. Decepcionado, el emperador le amenazó de muerte, pero Sebastián se mantuvo firme en su fe. Enfurecido, le condenó a morir asaeteado. Los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un poste, y lanzaron sobre él una lluvia de saetas, dándolo por muerto. Sin embargo, sus amigos se acercaron y, al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana llamada Irene (esposa de Cástulo, que lo mantuvo escondido y le curó las heridas hasta que quedó restablecido.
Sus amigos le aconsejaron que se ausentara de Roma, pero Sebastián se negó rotundamente. Se presentó ante el emperador, quien, desconcertado, lo daba por muerto, y le reprochó enérgicamente su conducta por perseguir a los cristianos. Maximiano mandó que lo azotaran hasta morir, y los soldados cumplieron esta vez sin errores la misión, tirando su cuerpo en un lodazal. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia, en la célebre catacumba que lleva el nombre de San Sebastián. Murió en el año 288.

San Sebastián (El Greco: 1578)

CULTO

El culto a San Sebastián es muy antiguo y está muy extendido; es invocado contra la peste y contra los enemigos de la religión, y además es llamado "el Apolo cristiano" ya que es uno de los santos más reproducidos por el arte en general.
Su fiesta se celebra el 20 de enero y ha estado siempre unida a la de san Fabián, en la festividad de los Santos Mártires.

REPRESENTACIONES


En las representaciones del primer milenio viste la clámide militar como correspondía a su cargo, y siempre imberbe. Durante el Gótico, aparece con armadura de mallas a la moda de la época, pero pronto aparece con el rico traje de los nobles palatinos de entonces y generalmente con barba. Desde ese momento es mucho más frecuente representarlo desnudo en el momento de ser asaeteado. El atributo antiguo es la corona de flores en la mano. El atributo personal, desde la Edad Media, es una saeta y el arco entre sus manos.
Desde el siglo XV los artistas han preferido presentarlo desnudo, joven e imberbe, con las manos atadas al tronco de un árbol que tiene detrás y ofreciendo su torso a las saetas del verdugo. Muchos artistas lo han representado; entre ellos cabe destacar la escultura de Alonso Berruguete conservada en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid y la pintura de El Greco El martirio de san Sebastián, una de las obras más realistas de este pintor, que se encuentra en el Museo catedralicio de Palencia.

 


Encuadrando el glorioso apostolado y el martirio de San Sebastián en los relatos tradicionales, debemos decir que fueron anteriores a los decretos de persecución general, dados por Diocleciano y Maximiano hacia el año 303, cuando el primero se había incorporado al segundo a su mando, con igual poder, tomando ambos el título de augustos y dividiéndose el Imperio en oriental y occidental, para gobernar en Oriente Diocleciano, establecido en Nicomedia, y en Occidente Maximiano, con residencia en Italia. Es más: sabido es que cada uno de ellos se adjuntó un segundo con el título de césar, y así el gobierno del Imperio quedó de hecho transformado en una tetrarquía.


 Todo ello se hizo a fin de poder administrar mejor tan vastos territorios... Pero el martirio de San Sebastián tuvo lugar antes de estar implantada esta reorganización: algunos años antes de terminar el siglo tercero, cuando se iniciaba la persecución, que se limitó al principio casi exclusivamente a los oficiales y soldados del ejército.


Santa Irene curando a San Sebastián


Influyó, sí, Maximiano en la inmolación de Sebastián. Compañero, ya en Roma, de Diocleciano en las tareas del mando, y casi mandante como él, supo de algunos soldados que eran cristianos, y los hizo matar despiadadamente. Sebastián, ayudado por el sacerdote Melquíades, que algunos años más tarde fue Papa, recogió los cuerpos de aquellos sus compañeros mártires, enterrándolos con gran veneración. Tomó también parte en un proceso celebrado contra unos cristianos, defendiéndolos animosamente. Por otra parte, como estaba acentuándose la persecución y no pocos cristianos habían sido ya detenidos, no cesaba de avisar a los que estaban en peligro de detención ni de visitar y consolar a los prisioneros. Por fin, convertía más y más número de gentiles, a veces con evidentes milagros... Podía adivinar que se acercaba su martirio, y por esto comenzó a prepararse con mucha oración y buenas obras, más numerosas que nunca. En efecto, no tardó en ser todo descubierto, llegando a conocimiento de Diocleciano y Maximiano. Y el valiente capitán fue llamado por ambos para que diese cuenta de sus actos.


 
 San Sebastián y San Fabián


Ni con promesas ni con amenazas pudieron hacerle renunciar a la religión de Jesucristo. Y por esto fue condenado a morir a saetazos, atado a un palo, muy cerca del palacio del emperador. Las flechas fueron hiriendo su cuerpo y llenándolo de sangre. Los arqueros disparaban sin cesar y sin equivocar un solo disparo. Pero Sebastián iba sonriendo y tenía los ojos brillantes de una alegría celeste. Por fin los cerró, y su cabeza y cuerpo cayeron desfallecidos. Los verdugos lo dejaron, creyéndole muerto...


Escultura de San Sebastián

 Escultura de San Sebastián, santo patrono de la Ciudad de León, 
ubicada en el Centro Cultural Guanajuato.


Sin embargo, vivía aún. Una santa mujer, llamada Irene, hizo retirar su cuerpo para darle sepultura; pero viendo que respiraba, lo hizo llevar a su casa, donde reanimarlo, curándose en pocos días todas sus heridas. Entonces, en vez de esconderse, presentóse con más valor que antes al emperador Diocleciano, que se llenó de pánico al verle, pues le creía ya muerto y sepultado. El Santo Mártir proclamó ante él su fe y le reprendió por su crueldad. Indignado Diocleciano, le echó de su presencia, mandando que fuese azotado hasta una muerte cierta.

Así se cumplió. Y para impedir que los fieles lo sepultasen, echóse el cadáver en una cloaca. Pero Santa Lucina tuvo por la noche una visión, en la que el propio Mártir le dijo dónde estaba su cuerpo y dónde quería se le enterrase. La santa cumplió el encargo; y el glorioso héroe fue enterrado en unas catacumbas, sobre las cuales edificóse, y existe todavía, una iglesia en honor suyo.

 http://www.ayuntamientodetabernas.es/images/stories/santo_san_sebastian.jpg


Es invocado San Sebastián universalmente como protector contra la peste. Así lo hace constar la inscripción de su sepulcro: «A Sebastián, mártir y campeón de Cristo, defensor de la Iglesia, terror de la peste».


ORACIÓN A SAN SEBASTIÁN


Atiende, oh Dios Todopoderoso, 
a nuestra debilidad, 
y pues nos oprime el peso de nuestros pecados, 
alívianos de él.

Por la intercesión del bienaventurado mártir san Sebastián. 
Por Jesucristo, Nuestro Señor.

Amén.

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