jueves, 31 de octubre de 2013

AHORA Y EN LA HORA DE NUESTRA MUERTE…






 Carretería. Besamanos Virgen Mayor Dolor


 Virgen del Mayor Dolor (Carretería- Sevilla)


Días de conmemoración de Santos y de Difuntos, días de oración que encadena un mes en el que hemos rezado juntos el Rosario, con otro en el que no dejamos de acordarnos de los nuestros, y por eso acudimos a los pies de Ella, que vestida de luto en altares de Culto, es objeto de nuestras peticiones, de nuestros recuerdos a los que nos dejaron, para que por su infinita bondad nos ampare desde el cielo e interdeda por nosotros “ahora y en la hora que tenga que llegar  nuestra muerte….”.

El Avemaría es seguramente una de las primeras oraciones que aprendimos cuando éramos niños. Es una oración sencilla, un diálogo muy sincero nacido del corazón, un saludo cariñoso a nuestra Madre del Cielo.

Recoge las mismas palabras del saludo del ángel en la Anunciación (Lucas 1, 28) y del saludo de Isabel (Lucas 1, 42), y después añade nuestra petición de intercesión confiada a su corazón amantísimo. En el sigo XVI se añadió la frase final: “ahora y en la hora de nuestra muerte”. Todo ello forma una riquísima oración llena de significado.

El Avemaría es una oración vocal, es decir, que se hace repitiendo palabras, recitando fórmulas, pero no por esto es menos intensa, menos personal.

Podemos decir que el Avemaría y el Rosario son las dos grandes expresiones de la devoción cristiana a la Santísima Virgen. Pero la devoción no se queda sólo ahí.

En el Avemaría, descubrimos dos actitudes de la oración de la Iglesia centradas en la persona de Cristo y apoyadas en la singular cooperación de María a la acción del Espíritu Santo (Cf Catecismo de la Iglesia Católica 2675).

La primera actitud es la de unirse al agradecimiento de la Santísima Virgen por los beneficios recibidos de Dios (“llena eres de gracia”, “el Señor es contigo”, “bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús”) y la segunda es el confiar a María Santísima nuestra oración uniéndola a la suya (“ruega por nosotros, pecadores”).

 


Para explicar esta oración es muy útil seguir los números 2676 y 2677 del Catecismo de la Iglesia Católica.

1. En la primera parte de la oración se recoge el saludo del ángel, del enviado del Señor. Es una alabanza en la que usamos las mismas palabras del embajador de Dios. Es Dios mismo quien, por mediación de su ángel, saluda a María. Nuestra oración se atreve a recoger el saludo a María con la mirada que Dios ha puesto sobre su humilde esclava y a alegrarnos con el gozo que Dios encuentra en ella.

"Llena eres de gracia, el Señor es contigo":

Las dos palabras del saludo del ángel se aclaran mutuamente. María es la llena de gracia porque el Señor está con ella. La gracia de la que está colmada es la presencia de Aquél que es la fuente de toda gracia.

María, en quien va a habitar el Señor, es en persona la hija de Sión, el Arca de la Alianza, el lugar donde reside la Gloria del Señor: ella es "la morada de Dios entre los hombres" (Apocalipsis 21, 3). "Llena de gracia", se ha dado toda al que viene a habitar en ella y al que ella entregará al mundo.


 
2. A continuación, en el Avemaría se añade el saludo de Santa Isabel: "Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús". Isabel dice estas palabras llena del Espíritu Santo (Cf Lucas 1, 41), y así se convierte en la primera persona dentro de la larga serie de las generaciones que llaman y llamarán bienaventurada a María (Cf Lucas 1, 48): "Bienaventurada la que ha creído..." (Lucas 1, 45); María es "bendita entre todas las mujeres" porque ha creído en el cumplimiento de la palabra del Señor.

Abraham, por su fe, se convirtió en bendición para todas las "naciones de la tierra" (Génesis 12, 3). Por su fe, María vino a ser la madre de los creyentes, gracias a la cual todas las naciones de la tierra reciben a Aquél que es la bendición misma de Dios: "Jesús el fruto bendito de tu vientre".

El Papa Juan Pablo II nos explica muy bien el contenido de este saludo de Isabel a su prima en el número 12 de la Carta Encíclica Redemptoris Mater:


 
3. Después, el Avemaría continúa con nuestra petición: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros..." Con Isabel, nos maravillamos y decimos: “¿De dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?" (Lucas 1 ,43).

María nos entrega a Jesús, su Hijo, que muere por nosotros y por nuestra salvación en la cruz y, desde esa misma cruz, Jesucristo nos da a María como Madre nuestra (Cf Juan 19, 26-28); María es madre de Dios y madre nuestra, y por eso podemos confiarle todos nuestros cuidados y nuestras peticiones, porque sabemos que Dios no le va a negar nada (Cf Juan 2, 3-5) y al mismo tiempo confiamos en que tampoco nos lo va a negar a nosotros si es para nuestro bien.

María Santísima reza por nosotros como ella oró por sí misma: "Hágase en mí según tu palabra" (Lucas 1,38). Confiándonos a su oración, nos abandonamos con ella en la voluntad de Dios: "Haced lo que Él os diga" (Cf Juan 2, 5).

"Ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte". Pidiendo a María que ruegue por nosotros, nos reconocemos pecadores y nos dirigimos a la "Madre de la Misericordia", a la Toda Santa.

Nos ponemos en sus manos "ahora", en el hoy de nuestras vidas. Y nuestra confianza se ensancha para entregarle desde ahora, "la hora de nuestra muerte". Que esté presente en esa hora, como estuvo en la muerte de su Hijo al pie de la cruz y que en la hora de nuestro tránsito nos acoja como madre nuestra para conducirnos a su Hijo Jesús, al Paraíso, a nuestra felicidad eterna en el pleno y eterno amor de Dios.


 

María no nos dejará tampoco solos a la hora de nuestra muerte. También se lo hemos pedido; y no sería Madre si no escuchara. Si no consintiera. Si no acudiera ante Dios nuestro Padre a hablarle de nosotros. A mí me ilusiona pensar en el cielo, pensar en la eternidad con mi Padre Dios, en abrazar por fin a María, a Jesús, a Dios Padre. Como la menor de sus hijas, a Ella le he pedido –y cuántas veces todos los días- que interceda por mí “en la hora de mi muerte”. Y es un pensamiento hermoso.

Imagino aquel día, en aquella hora, a María tomándome de su regazo y entregándome en los brazos del Padre, con la ilusión, con el amor, con que me puso mi madre en los brazos de mi padre el día en que nací.

Confiamos que María, Madre nuestra, estará a nuestro lado a la hora de nuestra muerte, para interceder ante el Padre por nosotros, sus hijos, que muy bien no nos hemos portado, a decir verdad, en tantas ocasiones. Qué Madre no lo haría.

Por todo ello nos encomendamos a María “ahora”, mientras peregrinamos por este tiempo nuestro en el que, si algo deseamos que María nos alcance, es la paz:

 



¡Virgen Santísima, Madre nuestra!
Ruega por nosotros ahora.

Concédenos el don inestimable de la paz,
la superación de todos los odios y rencores,
la reconciliación de todos los hermanos.

Te lo pedimos a Ti,
a quien invocamos como Reina de la Paz.
Que cese la violencia y la guerrilla.
Que progrese y se consolide el diálogo
y se inaugure una convivencia pacífica.
Que se abran nuevos caminos de justicia y de prosperidad.

¡Ahora y en la hora de nuestra muerte!

Te encomendamos
a todas las víctimas de la injusticia y de la violencia,
a todos los que han muerto en las catástrofes naturales,
a todos los que en la hora de la muerte
acuden a ti como Madre.

Sé para todos nosotros Puerta del cielo,
vida, dulzura y esperanza,
para que, juntos, podamos contigo glorificar
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

¡Amén!

jueves, 24 de octubre de 2013

HAGAMOS HERMANDAD







Hace unos días se celebraba en  Malpartida de Plasencia (Cáceres), el VIII Encuentro de Hermandades y Cofradías de la Diócesis de Plasencia, bajo el título “ID TAMBIÉN VOSOTROS A MI VIÑA” (Mt. 20.4). A raiz de lo que alli se habló se me ocurre que merece la pena REFLEXIONAR como bien exortan los cofrades de “rancio abolengo”, sobre cual es el sentido y la razón de ser de una Hermandad.

Creo que es de plena aplicación a las Hermandades y Cofradías de Don Benito, lo que voy a extractar a continuación, ya que de todos es sabido el déficit que observamos en ellas. Para ello quiero exponeros un artículo extraido de la “Cuaresma de ABC” . (www.salamancacofrade.com, artículo cofrade de Oscar García):

http://www.diocesisplasencia.org/w/wp-content/uploads/2013/10/cofradasencuentro.jpg

“¿Cuál es la misión de una Hermandad? ¿Sacar imágenes a la calle? ¿Tener la mejor cofradía desfilando con su patrimonio?, ¿la semana de la Semana Santa, como las palabras bien indican?

Al principio de la cada creación de una hermandad, nacían con personas que se agrupaban, que estaban en el mismo entorno de trabajo, profesión o amistad, todas ellas movidas por la misma devoción religiosa.

Todo esto en los últimos años, aquella sociedad que subsistía condicionada por ese fervor religioso, se fue transformando hasta lo que es hoy en nuestros días, un “sin saber”.

La situación social que atravesamos demanda una actitud formativa en la fe, por que todo esto conlleva a una sencilla pregunta,  ¿Cuál es el fundamento que determina hoy a un buen número de cofrades a integrarse un una Hermandad?

No se puede olvidar que el impulso de CULTO PÚBLICO de las imágenes sea una de las finalidades de cada cofradía, como lo es también la BOLSA DE CARIDAD, que en todas debe haber, da cara al necesitado, por solidaridad hacia aquellas personas que no pueden o no tienen medios por causas de la vida. Por todo esto no es bastante, no solo es cometido de una Hermandad el culto a las imágenes y la caridad, aunque tienen su total importancia, pero el otro tema importantísimo es el de apostar por llevar un TRABAJO DE EVANGELIZACIÓN  entre los miembros cofrades. Hay que estimular ese espíritu cristiano que el cofrade lleva dentro, aunque alguno lo debe tener dormido, por que ese es el futuro evangelizador. Se puede dar caridad espiritual sin ser material, que en estos tiempos que corren es lo más necesario entre los hermanos. Sabemos que muchas personas carecen de formación en torno a la fe, y muchos de ellos se acercan a las hermandades con el único fin de salir de nazarenos de fila o costaleros.


Habría que explicarles lo que significa integrarse en una Hermandad, de las disposiciones y propósitos que ello conlleva, de la formación que pueden recibir y que ellos al mismo tiempo sepan transmitir al que viene detrás.

De todos es sabido que vivimos en una sociedad que no sabe donde está el este y el oeste del orden moral, y siempre anda de un lado para otro  sin saber el fin que quiere. Todos estamos entusiasmados con nuestras hermandades, pero por eso precisamente debemos pedirles más, por que la Iglesia tiene puestas esperanzas en ellas.

Así que deben empezar una tarea para intentar inculcar todo esto en lo que se refiere a HERMANDAD, será el primer paso para poder realizarla, porque todo tiene un  principio, y “el principio es ya la mitad del todo”.

La Hermandad debe ser un elemento fundamental de evangelización, como lo es una Parroquia y sus asociaciones de fieles, a lo que también se le puede llamar Hermandad.

Por eso, todas las Cofradías que se fueron fundando, empezaron como asociaciones de fieles, y a la hora de ubicarse en cualquier parroquia o iglesia tuvieron que elaborar sus trámites con el sacerdote, elaborar un censo con un mínimo de personas, más o menos, con sus datos necesarios, un plan de formación cristiana, las actividades de la asociación y las obras asistenciales y de caridad de este colectivo. Todo ello según los criterios pastorales, formativos y de caridad. También se tiene que tener el proyecto de reglas y estatutos que regirán esta asociación, que en el futuro será Hermandad, NO SOLO PARA SACAR LOS PASOS A LA CALLE, sino que serán mas alicientes los que puedan motivar al cofrade tanto en trabajo a la Hermandad como de enriquecerse de la fe cristiana que le puede aportar las vivencias y formación necesarias.

Esto solo puede llevarse a cabo con el COMPROMISO del cofrade y de los que rigen la Hermandad, siempre y cuando actúen con la fe delante, preocupándose por los problemas de la sociedad actual y sobre todo el mismo hermano que está en esa Hermandad y que apenas colabora con ella.

 


La buena acción social de las Cofradías, y sobre todo del cofrade, es saber o tener conocimiento en esa materia, ya que también es pobreza la ignorancia y el no saber. Muchas veces no hace falta el dinero para poder hacer una obra de asistencia social, sino el compromiso de las personas que pueden ayudar a otras, solo con el hecho de dar un poco de tu tiempo al que más lo necesita.

Se debe tener una estructura preparada para poder responder a todo aquello que se sale fuera de los ámbitos normales de lo que es dar caridad. Tanto espiritual como asistencial. A veces es mas importante lo espiritual que lo asistencial, por el solo hecho de que si una persona se va preparando espiritualmente, será mas fácil llevar otras tareas encomendadas y enseñarlas.

Normalmente se cae en el error de querer justificar una Hermandad por su labor social, aunque todo tiene que ver, ya que el culto a sus imágenes y la unidad de la Hermandad debe ser un principio en todas aquellas que quieran llevar el fin a buenpuerto. Pensando que la raiz para que vaya todo bien, empieza primero por EL TRABAJO DE LA JUNTA DE GOBIERNO, y el COMPROMISO del cofrade para esos fines en los cuales se involucra nuestra Hermandad, y que en un principio debieron explicarle.”


Por todo lo dicho en este artículo, paso a establecer una serie de puntos fundamentales para entender la existencia de una Cofradía:

1.- Saber que los fines de la existencia humana son la alabanza divina y el amor fraterno, porque sin amor a Dios y a los hermanos una Cofradía es una simple comisión de festejos, y de esas tenemos muchas y muy dignas en los Ayuntamientos... lo nuestro ha de ser otra cosa.

2.- Dar forma y contenido al amor a Dios con un culto sincero y digno, nacido del corazón que establezca un orden en las celebraciones de la Cofradía, en consonancia con su naturaleza: bien sea de Cristo o de la Virgen, de dolor o de gloria, de algún patrón o gremio... Muchas veces el culto es cosa del cura y de varias personas mayores, sin que la Hermandad se implique y participe apenas.

3.- Hacer que sea realidad, no fingida, sino práctica y concreta, el amor al prójimo de la Cofradía, en cuanto corporación, creando modos de colaborar continua y eficazmente, con obras sociales de la Iglesia, asilos, asociaciones de deficientes, organizaciones no gubernamentales, y, sobre todo, con Cáritas que es la Iglesia misma al servicio de los pobres en la lucha por la justicia.

4.- Vivir como bautizados, y así, si somos santificadores y servidores también hemos de enseñar y aprender. En el Bautismo se nos unge con el crisma mientras se dice: "Para que seas miembro de Cristo, Sacerdote, Profeta y Rey". Por ello el cofrade, que ante todo es un bautizado y ha de vivir como tal, deberá esforzarse por corresponder al don de Dios, alabándole, sirviéndole en los hermanos y formándose en la fe para ser más capaz de trasmitirla a otros. Sin formación personal y comunitaria es imposible el crecimiento interior que nos hace más fraternos, acogedores y tolerantes.

5.- Establecer entre todos, los medios adecuados para la formación de los miembros de la Hermandad, con ayuda de temas específicos sobre el mundo cofrade, pero sobre todo, con el uso y disfrute de un temario general de catequesis y vida cristiana.


6.- Equilibrar los aspectos interiores con los exteriores de la Hermandad, pues se dan casos, y no pocos, en que todo lo aparente es muy bello, pero el fondo está vacío. Hay Cofradías con un gran escaparate de imágenes, tronos e insignias, pero su corazón está vacío de verdadero amor a causa de divisiones, recelos y rencores.

7.- Entrar en comunión con las demás asociaciones e instituciones de la Parroquia, pues de otro modo las Hermandades quedan aisladas del proceso de crecimiento comunitario, convirtiéndose en una especie de rincón de las tradiciones populares... Es muy importante entender que las Hermandades están llamadas a ser, por su propia naturaleza, mucho más profundas, serias y rigurosamente evangélicas.

8.- Cumplir con fidelidad los estatutos, en cuanto a sus cargos, funciones y tareas, sabiendo que las leyes marcan los mínimos imprescindibles y el Evangelio los máximos hacia los que se ha de tender: hemos de trabajar desde las normas hacia el espíritu con ilusionado tesón.

9.- Hacer que la Cofradía sea un ámbito de participación creativa y comunitaria, sin protagonismos individualistas, para la búsqueda de objetivos comunes que ilusionen a todos, no sólo en el esplendor externo del escaparate sino, sobre todo, en la fecunda organización de la trastienda , que no se ve pero es mucho más importante.

10.- Poner tanto amor, tanta reciedumbre y tanto tesón que las dificultades no puedan ocultar la luz del amor a Cristo y a María, en el servicio del prójimo más necesitado y en los lazos de la amistad cofrade. Si el orgullo impide la amistad y los gastos suntuarios la solidaridad, entonces no hay Hermandad posible por mucho que así se llame o siglos de antigüedad que tenga.


Invito a todos los Cofrades de Don Benito, a participar de esta REFLEXIÓN, que va mas allá del mero quedarse con el envoltorio de las cosas, hay que profundizar en el sentido que tiene cada corporación, su razón de ser que ha de dar unos cuantos pasos más allá si verdaderamente queremos hacer de nuestras Hermandades, las dinamizadoras de la Fe en cada Parroquia,  y eso, guste o no, queridos lectores, va más allá de un día al año, de una semana al año o de varios días de Cuaresma. Cuando esto se entienda, podremos hablar de una VERDADERA HERMANDAD.


sábado, 19 de octubre de 2013

UNA CADENA DE AMOR, SERVICIO Y ESPERANZA: DOMUND





 
El próximo 20 de octubre de 2013 celebramos el día en que la Iglesia universal reza por los misioneros y misioneras y colabora con ellos en su labor evangelizadora, que con frecuencia se desarrolla entre los más pobres.

Sin duda, como ya hemos reiterado en este Blog  en muchas ocasiones, las Hermandades y Cofradías de Penitencia o de Gloria, las Asociaciones Parroquiales,  son un vehículo mas para canalizar las acciones de caridad y de solidaridad como actores principales de sus Parroquias y Diócesis. En este sentido, venimos aquí a poner de manifiesto la importancia de esta jornada que celebramos anualmente.

En todo el mundo se celebra el cuarto domingo de octubre la Jornada Mundial de las Misiones en España la conocemos popularmente con el nombre de DOMUND. La Jornada Mundial de las Misiones es el momento culminante de una corriente de animación y cooperación misionera que debe desplegarse todo el año, especialmente, a lo largo de todo el “Octubre Misionero”, el mes de las misiones por excelencia.

En 1926 Pío XI estableció que el penúltimo domingo de octubre se celebrara en toda la Iglesia el “Domingo Mundial de las Misiones”, en favor de la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe, para mover a los católicos a amar y apoyar la causa misionera.


 


Desde 1943, esta “fiesta de la catolicidad y de la solidaridad universal” se conoce en España como DOMUND (de DOmingo MUNDial). Este nombre ha ayudado a identificar y difundir aún más esta jornada entre nosotros, y su mensaje —una llamada de atención sobre la común responsabilidad de todos los cristianos en la evangelización del mundo— ha calado en la profunda sensibilidad y tradición misionera de nuestro país.

Los Territorios de Misión están confiados a la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y dependen en gran medida de la labor de los misioneros y del sostenimiento económico las Obras Misionales Pontificias de todo el mundo.Mediante el DOMUND, la Iglesia trata de cubrir estas carencias y ayudar a los más desfavorecidos a través de los misioneros.

Los misioneros presentes en los cinco continentes, se convierten en los Mensajeros de la Palabra a quiénes todavía no la conocen. Un trabajo que necesita de todo nuestro apoyo si tenemos en cuenta que:

El 92% de las diócesis de África son territorios de misión.
El 85% de las diócesis de Asia son territorios de misión.
El 57% de las de Oceanía son territorios de misión.
El 7% de las de América son territorios de misión.
El 2% de las diócesis de Europa son territorios de misión.


Atendiendo al mensaje de su Santidad el Papa Francisco:

Este año celebramos la Jornada Mundial de las Misiones mientras se clausura el Año de la Fe, ocasión importante para fortalecer nuestra amistad con el Señor y nuestro camino como Iglesia que anuncia el Evangelio con valentía. En esta prospectiva, querría plantear algunas reflexiones.

La fe es un don precioso de Dios, el cual abre nuestra mente para que lo podamos conocer y amar; Él quiere relacionarse con nosotros para hacernos partícipes de su misma vida y hacer que la nuestra esté más llena de significado, que sea más buena, más bella. ¡Dios nos ama! Pero la fe necesita ser acogida, es decir, necesita nuestra respuesta personal, el coraje de poner nuestra confianza en Dios, de vivir su amor, agradecidos por su infinita misericordia. Es un don que no se reserva sólo a unos pocos, sino que se ofrece a todos generosamente. ¡Todo el mundo debería poder experimentar la alegría de ser amados por Dios, el gozo de la salvación! Y es un don que no se puede conservar para uno mismo, sino que debe ser compartido. Si queremos guardarlo sólo para nosotros mismos, nos convertiremos en cristianos aislados, estériles y enfermos. El anuncio del Evangelio es parte del ser discípulos de Cristo y es un compromiso constante que anima toda la vida de la Iglesia.

“El impulso misionero es una señal clara de la madurez de una comunidad eclesial” (Benedicto XVI, Exhort. apost. Verbum Domini, 95). Toda comunidad es “adulta”, cuando profesa la fe, la celebra con alegría en la liturgia, vive la caridad y proclama la Palabra de Dios sin descanso, saliendo del propio ambiente para llevarla también a los “suburbios”, especialmente a aquellos que aún no han tenido la oportunidad de conocer a Cristo. La fuerza de nuestra fe, a nivel personal y comunitario, también se mide por la capacidad de comunicarla a los demás, de difundirla, de vivirla en la caridad, de dar testimonio a las personas que encontramos y que comparten con nosotros el camino de la vida.

 

¿QUIÉNES SON LOS MISIONEROS?

Son sacerdotes, religiosos y religiosas, y laicos que han sido enviados, por un periodo largo de tiempo o para toda la vida, a países donde aún no se conoce el Evangelio.

Los misioneros anuncian el Evangelio a quienes aún no conocen a Jesús para que, si reciben la gracia de la conversión, puedan incorporarse a la Iglesia por el Bautismo. Al mismo tiempo, asumen la responsabilidad en proyectos educativos, sanitarios y de promoción social de las personas y pueblos que atienden.


En la actualidad hay cerca de 13.000 misioneros españoles por todo el mundo.

Los países con más misioneros españoles por continentes:

 Los países con más misioneros en América son:

·        Perú, con 969 misioneros (13.63%)
·        Venezuela, con 968 misioneros (13.61%)
·        Argentina, con 666 misioneros (9.37%)

Los países con más misioneros en África son:

·        Congo R. D., con 191 misioneros (13.72%)
·        Guinea Ecuatorial, con 130 misioneros (9.34%)
·        Mozambique, con 125 misioneros (8.98%)
·        Camerún, con 121 misioneros (8.69%)

Los países con más misioneros en Asia son:

·        Japón, con 156 misioneros (25%)
·        Filipinas, con 119 misioneros (19.07%)
·        India, con 116 misioneros (18.59%)

Los países de Europa del Este con más misioneros son:

·        Rusia, con 19 misioneros (2,12%)
·        Ucrania, con 11 misioneros (1.11%)
·        Rumanía, con 10 misioneros (1,10%)

En Oceanía, la mayor parte de misioneros están en:

·        Australia, con 19 misioneros (76%)
·        Papúa Nueva Guinea, con 3 misioneros (12%)



 

Hay 227 misioneros españoles en países donde los cristianos son perseguidos.

Destaca la presencia de los españoles en:

· India: 116 misioneros
· Kenia: 33 misioneros
· Argelia: 29 misioneros
· China: 26 misioneros
· Corea del Norte: 19 misioneros
· Indonesia: 17 misioneros
· Egipto: 15 misioneros


¿Cómo colaborar con ellos?

Rezando por los misioneros y colaborando económicamente con los misioneros aportando tu donativo para el Domund.





¿PARA QUÉ SE CELEBRA EL DOMUND?
Para hacer una especial llamada a la colaboración económica de los fieles. Con los donativos se construyen templos, se compran vehículos, se forman catequistas, se atienden proyectos sociales, sanitarios y educativos...


Necesidades económicas más urgentes en los Territorios de Misión:

El 41,11% de la población mundial viven en los Territorios de Misión.

Los territorios de misión necesitan nuestra ayuda económica para el sostenimiento de las diócesis y de las personas que trabajan a su servicio en la evangelización.

Cada año llevan se llevan a cabo muchos proyectos como:

· La construcción de iglesias y capillas
· La compra y sostenimiento de vehículos para la pastoral
· La formación básica y permanente de los responsables de la pastoral
· El sostenimiento de Comunidades religiosas
· La compra de objetos litúrgicos
· El mantenimiento de los catequistas misioneros
· Algunos proyectos sociales, educativos y sanitarios 


Todos estos proyectos son financiados con los donativos recogidos en el Domund.
 

La Iglesia tiene una amplia labor social y educativa a a nivel mundial:

La Iglesia católica atiende a 117.119 instituciones sociales: hospitales, residencias de ancianos, orfanatos y comedores para personas necesitadas en todo el mundo. La Iglesia también católica se encarga de 209.688 instituciones educativas: guarderías, escuelas, universidades y centros de formación profesional.

En los Territorios de Misión la Iglesia atiende a 26.711 instituciones sociales. Esto significa que el 22,81€ de las instituciones sociales del mundo están en la Misión. La Iglesia en estos territorios también se encarga de 99.045 instituciones educativas, lo que representa el 47,23% del total de instituciones educativas que tiene la Iglesia.


El DOMUND se celebra para ayudar a los “territorios de misión” que aún no disponen de personas y recursos económicos para su labor evangelizadora. 

Los 1.103 territorios de misión que existen actualmente, constituyen el 37% de la Iglesia católica y dependen de la entrega de los misioneros y de la solidaridad de las Iglesias consolidadas. Un tercio de la Iglesia son todavía territorios de misión. Por lo tanto comprobamos que es todavía enorme la tarea de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos porque "Esta misión se halla todavía en los comienzos y debemos comprometernos con todas nuestras energías en su servicio" (RM 1)

 

La Iglesia y la Misión en cifras: 

En la Iglesia hay 2.979 circunscripciones eclesiásticas. De ellas 1.103 son Territorios de Misión. Representan un 37% de la Iglesia Universal.

Se consideran Territorios de Misión aquellos que no pueden subsistir por sí mismos por carecer de recursos humanos y económicos para desarrollar la misión de la evangelización. Dependen directamente de la Sede Apostólica a través de las Obras Misionales Pontificias.

En el mundo hay 6.933.310.000 de habitantes el 17,55% son católicos. En los Territorios de Misión viven el 41,11% de los habitantes del mundo. En estos territorios conviven 200.284.770 católicos, lo que representa un 7,02% de su población. Lo que indica que todavía hay millones de personas que no conocen a Jesucristo y aún no se han incorporado a la Iglesia por el Bautismo.


 



ORACIÓN POR EL DOMUND

Señor,

tu voz sigue resonando en nuestros oídos:

"La mies es mucha... pero escasos los obreros..."

"Id y haced discípulos...

bautizándoles... enseñándoles..."

"Yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo..."



Confiamos en tu palabra,

abrimos nuestro corazón a tu mensaje misionero

y te suplicamos con la fuerza de la fe recibida.



Haz que el Día del DOMUND

sea un "nuevo Pentecostés del amor",

que nuestra diócesis y nuestra comunidad cristiana

sean misioneras y rechacen la tentación

de encerrarse en sí mismas,

que las Iglesias nacientes en la misión

cooperen con otras más necesitadas

y den de su pobreza,

que los jóvenes, enfermos y personas consagradas

participen en el compromiso misionero,

que los llamados a la vocación misionera

respondan a ella con generosidad,

que los bautizados participemos

en la actividad misionera de la Iglesia

como responsables de tu encargo misionero.



Te lo pedimos con María, reina de las Misiones.

Amén



Desde este Blog animamos a todas las Cofradías y Hemandades, a todos los cofrades a colaborar con las Misiones en este Domingo tan especial.

miércoles, 16 de octubre de 2013

LOS MISTERIOS DOLOROSOS DEL ROSARIO

 



El origen de la antigua y legendaria devoción al Santo Rosario, posiblemente el método mas celebrado en al Santa Sede a la hora de honrar y pedir favores a MAría, se debe al confesor Santo Domingo de Guzmán, quien tuvo una visión en la que la Virgen le recomendaba el rezo del Rosario como instrumento de conversión a los albigenses. A partir de entonces, la orden de los Domicnicos se encargó de difundir la práctica por todos los lugares del orbe cristiano, fundando muchos cenobios y cofradías.

En 1572, el Papa Pío V, instituyó la festividad en su honor el día 7 de octubre, bajo el nombre de Nuestra Señora de la Victoria con motivo del triunfo de las tropas cristianas frente a los turcos en la Batalla de Lepanto, el mismo día del año anterior y presumiblemente por el éxito obtenido gracias al rezo del Rosario por parte de los fieles. Al año siguiente Gragorio XIII cambió su denominación por la de Nuestra Señora del Rosario y adelantó la fecha al primer domingo de Octubre. A partir de 1888, volvió a celebrarse el 7 del mes.



Los misterios dolorosos, son aquellos misterios que tratan sobre el pasión y muerte de Jesús, los misterios dolorosos son cinco y se rezan los días martes y viernes, los misterios son las siguientes:

1. La agonía del Señor en el huerto de Getsemaní.
2. Los azotes recibidos por nuestro señor Jesucristo.
3. El Señor Jesús es coronado con espinas.
4. Jesucristo con la cruz acuestas.
5. Jesús muere crucificado.

En el ámbito penitencial numerosas dolorosas que ostentan el titulo de la devoción por los mencionados misterios dolorosos, subrayan dicha circunstancia en su propio nombre, como sucede en Sevilla o Granada, y en un futuro no muy lejano, también en Don Benito (Badajoz) con la titular mariana de la Asociación Parroquial de la Oración en el Huerto (futura Cofradía de penitencia y gloria).

 
 Virgen del Rosario de Montesión (Sevilla)

La corona del rosario (o camándula, como se le conoce en algunos países) está formada por 50 cuentas en grupos de 10 (conocidos como «decenas»), con una cuenta más gruesa entre cada decena. Cinco cuentas más forman un colgante que une la cruz a las décadas mediante una medalla. Estas cinco cuentas pueden simbolizar las cinco llagas de Jesucristo y se utilizan para las oraciones adicionales rezadas antes y/o después de los misterios. Se conocen rosarios de 150 cuentas que corresponden con su origen del salterio monacal. Para fabricar las cuentas se utilizaban semillas de caoba o incluso perlas reales, pero en la actualidad se fabrican de materiales artificiales. En el pasado eran comunes los rosarios hechos con huesos de olivo, algunos de los cuales se creía que eran fabricados con los olivos del huerto de Getsemaní.


Tradicionalmente se recitaban 15 decenas, número que fue aumentado a 20 con la inclusión en el año 2002 de los «misterios luminosos». Cada una, como ya se mencionó anteriormente, corresponde a uno de los «misterios» de la Redención.

Misterios del Santo Rosario

Cada serie de misterios comprende cinco temas distintos para la meditación, cada uno de los cuales representa un momento de la vida de Jesús y de la Virgen María, la madre de Jesús.
Tradicionales

Tradicionalmente, el rosario estaba dedicado a una de tres series de «misterios» que debían ser recitados secuencialmente, uno por cada noche. Según aquella praxis corriente, el lunes y el jueves estaban dedicados a los «misterios gozosos», el martes y el viernes a los «dolorosos», el miércoles, el sábado y el domingo a los «gloriosos».

LOS MISTERIOS DOLOROSOS

El Autor del Cielo y de la Tierra, el Autor de la Gracia, encontró Su Cielo en el Cielo, Su Gracia en la Gracia, para venir en la condición de un Esclavo. Yo vine en Prodigiosa Humildad para servir y no para Ser servido. Yo, el Redentor de toda la humanidad, el Mesías Prometido, vino con la Imagen Perfecta de Mi Sagrado Corazón, para compartir las tristezas, las alegrías, los sufrimientos, el martirio, las maravillas, las traiciones, las agonías, las flagelaciones, la perforación y la Crucifixión..... Juntos, Nuestros Corazones, expiaron. Todos los momentos que Mi Santa Madre pasó en la Tierra, fueron un himno perfecto de amor, caridad, humildad y pureza. (25.3.96)



1. La Agonía en el Huerto (Mateo 26,36-50; Marcos 14,32-46; Lucas 22,39-48; Juan 18,1-8)

Encuéntrame en Gethsemaní, la siguiente vez que nos reunamos, Yo te revelaré Mis Angustias, Mis Sufrimientos y Temores de esa noche. (16.5.87) ¡Oh, Gethsemaní! ¿Qué tienes que revelar, sino miedos, angustias, traiciones y abandonos? ¡Gethsemaní, tú has vaciado a los hombres de ánimo, tú has retenido en tu aire mucho silencio y Mis Agonías para toda la eternidad! ¿Gethsemaní, qué tienes que decir, que no fue dicho? Tú has sido testigo en la Santidad del silencio, de la traición a tu Dios; tú has sido testigo de Mí. La hora había llegado, las Escrituras iban a cumplirse. Hija, Yo sé que muchas almas creen en Mí, como si Yo Fuera nada más un mito. Ellos creen que Yo existí, solamente en el pasado. Para muchos, Yo Soy una Sombra Pasajera, ahora eclipsada por el tiempo y la evolución. Muy pocos se dan cuenta de que Yo existí en Carne sobre la Tierra y de que Yo existo, ahora, entre ustedes. Yo Soy Todo lo que fue y será. Yo conozco sus miedos, Yo conozco sus angustias, Yo conozco sus debilidades. ¿No he Sido Yo, Testimonio de todas esas debilidades en Gethsemaní? Hija, cuando el Amor oró en Gethsemaní, miles de demonios fueron estremecidos, demonios asustados huyeron. La hora había llegado: el Amor estaba glorificando al Amor. Oh, Gethsemaní, testigo del Traicionado, testigo del Abandonado, levántate, testigo, y da testimonio. Hija, Judas Me traicionó, ¿pero, cuántos más, como Judas, todavía Me traicionan? Yo supe, instantáneamente, que ese beso se propagaría entre muchos, durante generaciones por venir. Ese mismo beso Me será dado, de nuevo, una y otra vez, renovando Mi Tristeza, desgarrando Mi Corazón. Vassula, ven, déjame ser Consolado, déjame descansar en tu corazón. [...] Ámame, hija, en Mis Tormentos de Gethsemaní. Yo Fui engañado por uno de los Míos, uno de Mis Bienamados, y hoy, todavía, recibo indignidades, recordando Mis Agonías del pasado. Mi Corazón hinchado y lleno de Amargura [...] Mi Sudor de la Agonía se derramó fuera de Mi, como grandes Gotas de Sangre. [...] el suelo absorbió aquéllas Gotas, pero, hoy, el suelo, más seco que nunca, necesita irrigación. (17.5.87)







2. La Flagelación (Mateo 27,26; Marcos 15,15; Juan 19,1)

Pronto, y esto es en su tiempo, cuando serán cubiertos por su propia sangre, entonces, Yo, como Juez les recordaré de la sangre que estaban llevando en sus manos, por haber prohibido a tantos el recibir Mis Gracias, a través de este Recordatorio de Mi Palabra. Ustedes son como los Romanos [...] ¿Van a decir, entonces, como Pilatos: "Soy inocente de esta sangre" y van a lavar sus manos en agua perfumada? Ustedes se rehúsan a aceptar el antídoto de la muerte, se rehúsan a reconocer Mi Palabra, dada por Mi Espíritu Santo, en sus días. (19.1.95) 

Cuando acabaron de flagelarme, escupieron sobre Mí, y Me dieron varios golpes violentos en la Cabeza, dejándome aturdido. Me dieron patadas en Mi Estómago, dejándome sin aliento, haciéndome caer sobre la tierra, gimiendo de dolor. Me tomaron como juguete de su diversión, dándome patadas, uno por uno. Yo estaba Irreconocible; Mi Cuerpo Estaba Quebrantado, así como lo estaba Mi Corazón. Mi Carne, que había sido desgarrada, colgaba sobre todo Mi Cuerpo. Uno de ellos Me arrastró, porque Mis Piernas no podían sostenerme más... (9.11.86) ¿Me merezco esto? (17.6.87)





3. La Coronación de Espinas (Mateo 27,27-30; Marcos 15,16-20; Juan 18.7; Juan 19,2-15)

Después, Me vistieron con una de sus túnicas, me arrastraron, renovando sus golpes, Me pegaron en el Rostro, Me quebraron la Nariz y Me atormentaron. Yo, hija, escuché sus insultos. Sus voces resonaban con tanto odio y sorna, aumentando Mi Copa. Yo los escuché decir: "¿Dónde están tus amigos, mientras que su rey está con nosotros? ¿Son todos los Judíos son tan traicioneros como éstos? ¡Miren a su rey!". Y Me coronaron con una corona de espinas trenzada, hija, diciendo: "¿Dónde están tus Judíos para aclamarte? Tú ERES rey, ¿o no? ¿Puedes imitar a un rey? ¡SONRÍE! No llores. Tú eres rey ¿o no?. Entonces, compórtate como tal". (9.11.86) Ellos arrancaron parte de Mi Barba; lastimaron Mi Ojo derecho. (9.9.87) ...cuando ustedes estén cubiertos con su propia sangre, entonces, Yo, como Juez, les recordaré de la sangre que estaban llevando en sus manos, por haber prohibido a tantos el recibir Mis Gracias, a través de este Recordatorio de Mi Palabra. Ustedes son como los Romanos, coronándome, diariamente, con espinas... (19.1.95)

 

4. Jesús con la Cruz a Cuestas (Mateo 27,31-33; Marcos 15,20-22; Lucas 23,26-32; Juan 19,16-17)

Ellos ataron Mis Pies con cuerdas y Me gritaron que caminara hacia donde estaba Mi Cruz. Hija, Yo no podía caminar, ya que Me ataron los Pies; entonces, ellos Me arrojaron al suelo y Me arrastraron del cabello, hasta Mi Cruz. Mi sufrimiento era intolerable; partes de Mi Carne, que colgaban por la flagelación, fueron arrancadas. Luego, aflojaron las ataduras de Mis Pies y Me patearon para que Me pusiera de pie y levantara Mi Carga, sobre Mis Hombros. Yo no podía ver dónde estaba Mi Cruz, porque Mis Ojos estaban llenos de Mi Sangre, que caía por Mi Rostro, por las espinas que habían penetrado Mi Cabeza. Así que ellos colocaron Mi Cruz sobre Mis Hombros, y Me empujaron hacia la puerta. Hija, ¡Oh, qué pesada estaba Mi Cruz que tuve que cargar! Avancé a tientas, guiado por el látigo, detrás de Mi. Yo trataba de ver el camino, a través de Mi Sangre que Me quemaba los Ojos. Entonces, sentí que alguien limpiaba Mi Rostro. Mujeres en agonía se acercaron, lavando Mi Rostro Hinchado; Yo las escuché llorar y lamentarse, las sentí, y pronuncié: "Sean benditas". "Mi Sangre lavará todos los pecados de la humanidad". Mira hija, ha llegado el tiempo de su salvación". Yo Me arrastré para ponerme de pie; la muchedumbre se desencadenó; Yo no vi a ningún amigo alrededor de Mí, nadie estaba ahí para consolarme; Mi agonía parecía aumentar y caí a tierra. Temiendo que Yo expirara antes de la Crucifixión, los soldados le ordenaron a un hombre, llamado Simón, que cargara Mi Cruz. Hija, no fue un gesto de bondad o compasión, sino para mantenerme Vivo, para la Cruz. (9.11.86)



 
 
5. La Crucifixión (Mateo 27, 34-61; Marcos 15, 23-47; Lucas 23, 33-56; Juan 19,18-42) 

Al llegar al Monte, Me arrojaron a tierra, arrancándome Mis Vestiduras, dejándome Desnudo a la vista de todos. Mis Heridas se volvieron a abrir y Mi Sangre fluía sobre la tierra. Los soldados Me ofrecieron vino mezclado con hiel. Lo rechacé, porque ya tenía la profunda amargura que Me dieron Mis enemigos. Rápidamente, Me han clavado, primero los puños y después de permitir que los clavos Me fijaran a Mi Cruz, extendieron Mi Cuerpo Quebrantado, y con violencia, clavaron Mis Pies. Hija, oh, hija qué sufrimiento, qué agonía, qué tormento de Mi Alma. Abandonado por Mis Bienamados, renegado por Pedro, sobre quien fundaría Mi Iglesia, renegado por el resto de Mis amigos, Sólo, abandonado a Mis enemigos, Yo lloré, ya que Mi Alma Estaba llena de dolores. Los soldados erigieron Mi Cruz, colocándola en el hoyo. Contemplé a la muchedumbre desde donde Yo Me encontraba, apenas y podía ver con Mis Ojos Hinchados, Yo observé al mundo. No vi ningún amigo entre aquéllos que se burlaban de Mï, ninguno estaba ahí para consolarme. "¡Dios Mío, Dios Mío! ¿Por qué Me has Abandonado?". Abandonado por todos aquéllos que Me amaban. Mi Mirada se posó sobre Mi Madre, Yo la miré y Nuestros Corazones hablaron: "Yo Te entrego a Mis hijos bienamados para que sean, también, Tus hijos. Tú Serás Su Madre". (9.11.86)

Yo grité desde Mi Cruz. Fue el Último Grito que di cuando Era Carne, un Grito lleno de sufrimientos, dolores y amargura resonando de las profundidades de Mi Alma, atravesando las Alturas del Cielo. Hizo que temblaran las entrañas de la Tierra y rasgó en dos los corazones de aquéllos que Me amaban, como rasgó el velo en el Templo. Levantó a muchos de Mis devotos seguidores, como levantó a los muertos de sus tumbas, destruyendo la tierra que los cubría, y así como destruyó al mal. Grandes truenos estremecieron los mismos Cielos en las Alturas, y cada ángel, temblando, cayó en postración y Me Adoraron en silencio total. Mi Madre, de pie, cerca, al escuchar Mi Grito, cayó al suelo, sobre Sus Rodillas y se cubrió el Rostro, llorando, llevando ese último Grito con Ella, hasta el Día de Su Dormición. Ella sufrió.... (29.4.87) 

Todo estaba terminando, la Salvación estaba cercana, Yo vi los Cielos abrirse y cada ángel se mantenía derecho, en silencio: "Padre Mío, entre Tus Manos entrego Mi Espíritu. Yo Estoy contigo, ahora". (9.11.86) Yo tengo amargura, todavía Estoy sufriendo por tantas iniquidades del mundo, la maldad, la ilegalidad y el egoísmo. Mi Grito está creciendo más fuerte cada día. Yo Fui Abandonado Sólo en Mi Cruz, Dejado Sólo para llevar los pecados del mundo en Mis Hombros, Sólo para sufrir, Sólo para morir, derramando Mi Sangre, La Cual cubrió al mundo entero, redimiéndolos, Amados Míos. Ese Mismo Grito está ahora, en la Tierra, como un eco del pasado. ¿Estoy viviendo en las sombras del pasado? ¿Fue Mi Sacrificio en vano? ¿Entonces, cómo es que no pueden escuchar Mi Grito desde la Cruz? ¿Por qué cierran sus oídos y lo disipan? (29.4.87)